Canción para el auvernés ("Chanson pour l'auvergnat", G. Brasses)

Con música y letra de G. Brassens en "Chanson pour l'auvergnat" (adaptación de Paco Ibáñez)

CANCIÓN PARA UN AUVERNÉS
(G. Brassens)

TRADUCCIÓN: Paco Ibáñez
(ADAPTACIÓN: J. G. Grande 2019)

Es para ti este cantar,
buen auvernés, que sin hablar
me diste leña el día aquel
que el frío me hería la  piel.
Tú que me diste leña en vez
de rechazarme a puntapiés
cuando la gente del lugar
no me quiso junto a su hogar.

Un braserito solo fue,
para mi cuerpo una ilusión,
pero alumbró mi corazón
con cálida luz de un quinqué.
Buen hombre, cuando debas llegar
a la hora de la verdad,
que te lleve el enterrador
al cielo si hay Dios...

Es para ti este cantar,
tú, cantinera que, sin hablar
me diste pan el día aquel
que me vi en huesos y piel.
Tú que me diste pan en vez
de rechazarme a puntapiés
cuando la gente del lugar
reía de verme ayunar.

Un bocadito, no fue mas,
para mi cuerpo una ilusión,
pero llenó mi corazón
más que un religioso maná.
Tú, cantinera, al llegar
a la hora de la verdad,
que te lleve el enterrador
al cielo si hay Dios...

Es para ti este cantar;
tú, forastero que sin hablar
me sonreíste el día aquel
que me vi delante del juez.
Tú que me sonreíste en vez
de rechazarme a puntapiés
cuando la gente del lugar
ya me quería apedrear.

Una sonrisa, no fue más,
para mi alma una ilusión,
pero acarició el corazón
más que la seda natural.
Tú, forastero, al llegar
a la hora de la verdad
que te lleve el enterrador
al cielo, si hay Dios...





__________VERSIONES ORIGINALES_________

Brassens


Chanson pour l'Auvergnat
Georges Brassens, Dorothy Donegan

Elle est à toi cette chanson
Toi l'auvergnat qui sans façon
M'a donné quatre bouts de bois
Quand dans ma vie il faisait froid
Toi qui m'as donné du feu quand
Les croquantes et les croquants
Tous les gens bien intentionnés
M'avaient fermé la porte au nez

Ce n'était rien qu'un feu de bois
Mais il m'avait chauffé le corps
Et dans mon âme il brûle encore
À la manière d'un feu de joie
Toi l'auvergnat quand tu mourras
Quand le croque-mort t'emportera
Qu'il te conduise à travers ciel
Au père éternel

Elle est à toi cette chanson
Toi l'hôtesse qui sans façon
M'a donné quatre bouts de pain
Quand dans ma vie il faisait faim
Toi qui m'ouvris ta huche quand
Les croquantes et les croquants
Tous les gens bien intentionnés
S'amusaient à me voir jeûner

Ce n'était rien qu'un peu de pain
Mais il m'avait chauffé le corps
Et dans mon âme il brûle encore
À la manière d'un grand festin
Toi l'hôtesse quand tu mourras
Quand le croque-mort t'emportera
Qu'il te conduise à travers ciel
Au père éternel

Elle est à toi cette chanson
Toi l'étranger qui sans façon
D'un air malheureux m'a souri
Lorsque les gendarmes m'ont pris
Toi qui n'as pas applaudi quand
Les croquantes et les croquants
Tous les gens bien intentionnés
Riaient de me voir emmené

Ce n'était rien qu'un peu de miel
Mais il m'avait chauffé le corps
Et dans mon âme il brûle encore
À la manière d'un grand soleil
Toi l'étranger quand tu mourras
Quand le croque-mort t'emportera
Qu'il te conduise à travers ciel
Au père éternel



Adaptación de Paco Ibáñez

Canción para un maño (o El campesino)
(Paco Ibáñez)

Es para ti este cantar
tú, maño, que sin hablar
me diste leña el día aquél
que el frío me hería la piel.
Tú que me diste leña en vez
de rechazarme a puntapiés
cuando la gente del lugar
no me quiso junto a su hogar.

Un braserito sólo fue
para mi cuerpo una ilusión
pero alumbró mi corazón
más que fallas en San José.
Tu, maño, cuando has de llegar
a la hora de la verdad
que te lleve el enterrador
al cielo si hay Dios.

Es para ti este cantar
tú, cantinera que sin hablar
me diste pan el dia aquel
que me vi en huesos y piel.
Tú que me diste pan en vez
de rechazarme a puntapiés
cuando la gente del lugar
reía de verme ayunar.

Un bocadito, no fue más,
para mi cuerpo una ilusión
pero llenó mi corazón
más que un milagroso maná.
Tú, cantinera al llegar
a la hora de la verdad
que te lleve el enterrador
al cielo si hay Dios.

Es para ti este cantar
tú, forastero, que sin hablar,
me sonreíste el día aquél
que me vi delante del juez.
Tú que me sonreíste en vez
de rechazarme a puntapiés ,
cuando la gente del lugar
ya me quería apedrear.

Una sonrisa, no fue más ,
para mi alma una ilusión
pero aromó mi corazón
más que las hierbas de San Juan.
Tu, forastero al llegar
a la hora de la verdad
que te lleve el enterrador
al cielo si hay Dios.

Comentarios