Chelsea Hotel #3 ("Chelsea Hotel #2", Leonard Cohen)

Con música de Leonard Cohen en Chesea Hotel #2 y letra alternativa de J. M. Grande, presentamos:
Chlesea Hotel #3.

Chelsea Hotel #3 

(Letra alterativa a Chelsea Hotel #2, de Leonard Cohen, por J. M. Grande)


Yo también te recuerdo
en el Chelsea Hotel;
te animaba y tú nada, joder...
Pensaba montarte como al cabriolet;
no por guapo ni simple placer
Ni dinero ni fama, tal vez conocer;
aprender algo nuevo, eso es;
por Paz, por Amor en el gremio tal vez:
solidaria en el sexo también...
Pero tú tan callado y serio te ves;
que no tardas en desfallecer.
De mal humor de ti nunca escuché:
"Te quiero, no te quiero,
te quiero, no te quiero"...
Y el motor se calaba después.
 
Yo también te recuerdo
en el Chelsea Hotel.
Era amante de todos, lo sé,
en cada concierto. En ti tropecé;
a las cuatro cogí y me largué.
Y te dije al salir:Puedes ir a leer
a viejitas poemas de miel";
no me conquistaste,
que solo acompañé
tu derrota, tu falta de fe.
Era solo una más y tres años después
tu museo de caza adorné.
Una canción que nació en un café:
"Te quiero, no te quiero;
te quiero, no te quiero";
con su letra tan triste y cruel.

Sí, me añoras; no mientas,
lo sabes muy bien.
No lo niegues que el "Chelsea Hotel"
cuando siempre lo cantas en cada tournée
vuela a ti el petirrojo de ayer.




HISTORIA DE LA CANCIÓN

El hotel Chelsea está en la calle 23 de Nueva York, entre la 8.ª y la 9.ª Avenida. El edificio, construido en 1884, ha albergado a numerosos artistas: Sara Bernhardt, Allen Ginsberg, Jack Kerouac, Arthur Miller, Jimi Hendrix, Procol Harum y Bob Dylan —entre otros muchos— han dormido en sus habitaciones y su nombre se recoge en numerosas obras artísticas de todo tipo.

Leonard Cohen se alojaba en la habitación 424 del Chelsea Hotel de Nueva York en la primavera de 1968. Un edificio imponente y ya por entonces con perfiles legendarios, en donde residía un Cohen que había llegado a la gran urbe con el objetivo de hacerse un hueco en su hiperactiva escena folk.

En aquel momento el poeta y novelista canadiense no lo tenía muy fácil entre otras razones porque sus 33 años no dejaban de ser un handicap. El mencionado hotel, en efecto, ya había visto entre sus paredes el paso y la estancia de nombres como Mark Twain, Charles Bukowski, William S. Burroughs, Jackson Pollock o Arthur Miller.

En una entrevista de 1993 Cohen situaba su llegada al establecimiento hotelero de más de cuatrocientas habitaciones y de inconfundible ladrillo visto: “Llegué a Nueva York y estuve viviendo en otros hoteles y había oido hablar del Chelsea Hotel como un sitio en donde podía conocer a gente de mi onda . Y lo hice. Era un lugar enorme, de locos. Me encantan los hoteles en los que, a las cuatro de la mañana, puedes traer contigo a un enano, a un oso y a cuatro damas, llevártelos a tu habitación y que a nadie le importe”.

Versión de L. Cohen

Leonard Cohen ha desgranado información sobre el origen de la canción a lo largo de sus conciertos, añadiendo detalles y revelando finalmente la protagonista. De esta indiscreción parece que se arrepintió a lo largo de toda su carrera.

En general, lo esencial (para Cohen) está relatado en la canción aunque se aprecian algunas contradicciones: comienza diciendo que la recuerda bien (para acabar diciendo que "no tanto"), pasa inmediatamente, en la tercera línea, a relatar que le están haciendo una felación, a describir que ambos son músicos, que solo buscan el sexo para paliar su frustración y su soledad, etc. 

Añado aquí otros detalles que ha ido añadiendo L. Cohen a lo largo de su vida: 

Una noche de primavera de 1968, viendo que su carrera como músico no despegaba, salió a la calle para aclarar las ideas. Tras recorrer diferentes locales con tristeza, reflexiones y soledad ante su futuro artístico, regresó al Chelsea a las tres de la madrugada. Un lobby desierto, y entró en un más bien renqueante ascensor. En su interior se encontró con una chica con el pelo asalvajado y ataviada de una forma aún más heterodoxa. También era cliente del hotel, en concreto se alojaba en la 411 y era una cantante texana que se llamaba Janis Joplin. Estaba en la ciudad con su grupo Big Brother and the Holding Company grabando el que sería el segundo álbum de la banda, que se titularía Cheap thrills.
El canadiense de pronto se animó, le picó la curiosidad e inició una conversación (que años más tarde él recrearía en infinidad de conciertos): “Le dije, ‘¿busca a alguien?’ Ella dijo: ‘Sí, busco a Kris Kristofferson’. Yo le dije: ‘Señorita, está de suerte, yo soy Kris Kristofferson’. Eran tiempos generosos. Incluso sabiendo que yo era algo más bajo que Kris Kristofferon, ella no hizo mención de ello”.
Cuando el ascensor llegó a la cuarta planta, estaba claro que la noche conjunta no se iba a acabar allí. Con las luces del día se acabó el encuentro, y posteriormente ambos volvieron a coincidir solo en un par de ocasiones.

"Y más tarde los hippies tuvieron una visión mucho más grande para sí mismos. ¿Sabes, creo que, al principio vieron que realmente  podrían ser escritores y estrellas del pop famosas e importantes figuras culturales. 

Luego me mudé al Hotel Chelsea. Eso fue muy divertido, todo el mundo estaba allí, Nico y Ginsberg pasaban mucho por allí. Estaban Harry Smit, Janis Joplin. Es la única vez que he sido tan indiscreto donde realmente le dije a un periodista algo similar a que lo había escrito sobre Janis Joplin. Ya sabes, el diablo me hizo  hacerlo. No se porqué fui tan poco galante.  A ella no le habría importado, no. Es a mi madre a quuien le  habría molestado." 

(Canción "Chelsea Hotel" del documental "I'm your men", de Leonard Cohen. Canción para Janis Joplin.)


Versión de J. Joplin

"A veces estás con alguien convencida de que tiene algo que decirte. Puede que en realidad no haya nada pero estás ahí, pensando que algo importante va a pasar, como si hubiera una comunicación innata. Pero el tío está callado, casi parece de mal humor. No obstante, sigues allí, tirando, dando, golpeando. Y entonces, de pronto, hacia las cuatro de la madrugada, te das cuenta de que ese culo plano, ese hijo de puta, simplemente está echado a mi lado. Ni siquiera me está follando. Eso me ha ocurrido a mí y es duro, como un bofetón. Me ha ocurrido dos veces, con Jim Morrison y con Leonard Cohen. Es extraño porque los dos eran personas que me llamaban la atención, y aunque realmente no me gustaban, sabía quienes eran y quería conocerlos. Pero ninguno de ellos me dio nada. No sé que significa, tal vez nada, simplemente decepciones". Así que si la propia Janis reconoce la aventura. Ahora bien, añade unas cuantas cosas que amplían la perspectiva sobre la misma y, sobre todo, contribuyen a explicar el porqué de la letra de Chelsea hotel. Claro que para ello hay que admitir que Leonard conocía lo que opinaba Janis de su encuentro. Y eso no pudo ser porque lo leyera en el libro de Avedon, ya que se publicó bastante después de la composición del tema y de las posteriores explicaciones; pero podemos suponer que ella misma se lo dejó claro esa noche, o incluso que hizo alguna declaración al respecto que no he localizado. 

http://desconciertos3.blogspot.com/2016/11/leonard-cohen-y-janis-joplin-2.html

VERSIONES ORIGINALES

Video oficial (álbum "New skin for the old ceremony", Leonard Cohen)

Chelsie Hotel (Leonard Cohen). Con imágenes alusivas.



Chelsea Hotel #2
(Leonard Cohen)

I remember you
well in the Chelsea Hotel,
you were talking so brave and so sweet,
giving me head on the unmade bed,
while the limousines wait in the street.
Those were the reasons and that was New York,
we were running for the money and the flesh.
And that was called love for the workers in song
probably still is for those of them left.
Ah but you got away, didn't you babe,
you just turned your back on the crowd,
you got away, I never once heard you say,
I need you, I don't need you,
I need you, I don't need you
and all of that jiving around.

I remember you well in the Chelsea Hotel
you were famous, your heart was a legend.
You told me again you preferred handsome men
but for me you would make an exception.
And clenching your fist for the ones like us
who are oppressed by the figures of beauty,
you fixed yourself, you said, "Well never mind,
we are ugly but we have the music."
And then you got away, didn't you babe...
I don't mean to suggest that I loved you the best,
I can't keep track of each fallen robin.

I remember you well in the Chelsea Hotel,
hat's all, I don't even think of you that often.


TRADUCCIÓN

Te recuerdo
bien en el Hotel Chelsea,
hablabas tan segura y tan dulce,
con tu cabeza sobre mis muslos en la cama deshecha,
mientras las limusinas esperan en la calle.
Esas fueron las razones y eso fue Nueva York,
Corríamos por el dinero y la carne.
Y a eso se llamaba amor entre los trabajadores de la canción;
probablemente todavía lo sea para los que quedan.
Ah, pero te fuiste, ¿verdad, cariño?
Simplemente te diste la vuelta entre la multitud,
Te fuiste, ni una vez te oí decir:,
Te necesito, no te necesito,
Te necesito, no te necesito
y todas esas tonterías que lo rodean.

Te recuerdo bien en el Hotel Chelsea.
Tú eras famosa, tu corazón era una leyenda.
Me dijiste de nuevo que preferías a los hombres guapos
pero que por mí harías una excepción;
y apretando el puño por los que son como nosotros,
que están oprimidos por cánones de la de la belleza,
te arreglaste y dijiste: "Bueno, no importa,
somos feos pero tenemos la música".

¡Ah, ,pero te fuiste, ¿verdad, cariño?
No quiero sugerir que yo te amaba más,
No puedo seguir el rastro de cada petirrojo caído.
Te recuerdo bien en el Hotel Chelsea;
eso es todo, ni siquiera pienso en ti tan a menudo.

Leonard Cohen-Chelsea Hotel (Sub. en español) Concierto de 1988 en San Sebastián retransmitido y traducido subtitulado por TVE

Corría el año 1988 y Leonard Cohen acababa de publicar uno de sus discos más célebres, 'I’m Your Man'. Durante la gira de presentación de este trabajo recaló con sus músicos en San Sebastián. TVE retransmitió íntegro aquel concierto de Leonard Cohen con una entrevista previa y con todas las canciones subtituladas. Este vídeo es considerado una joya entre los seguidores de Cohen, ya que es el único concierto completo emitido por cualquier televisión del mundo.


Primera versión de Chelsea Hotel: "Chelsea Hotel #1"

Comentarios

  1. “Chelsea Hotel No. 2”.

    (Hace una pausa) Vine a Nueva York y estaba viviendo en otros hoteles y me había enterado de que el hotel Chelsea era un lugar donde podría conocer gente parecida a mí. Y allí fui (ríe). Era un lugar inmenso, demencial. Mucho se ha escrito sobre él.

    ¿Esa canción fue escrita para Janis Joplin?

    LC: Fue muy indiscreto de mi parte dejar que corriera ese rumor. No sé cuando fue que lo hice. Reconsiderándolo, siento haberlo hecho porque hay algunas líneas allí que son extremadamente íntimas. Pero como el gato se escapó del saco, sí, fue escrita para ella.
    "Cohen por Cohen, entrevistas y encuentros con Leonard Cohen"
    Traducción de Martín Abadía.
    Editorial Planeta, febrero de 2019.
    http://sigilo-y-conticinio.blogspot.com/2019/03/leonard-cohen-dentro-de-la-torre-de-la.html

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  2. Fue el episodio que la hundió. Después de una época de excesos en California, Janis Joplin, había vuelto a la conservadora Port Arthur, a casa de sus padres, una familia de clase media que recibió a su hija con los brazos abiertos, confiados en que podían “reconducir” su vida. Con el núcleo familiar apoyándola, Janis, había combatido y vencido a su adicción al speed y se había matriculado en Bellas Artes en la Universidad de Texas.

    El muro que bloqueó emocionalmente a Joplin, de cuya muerte se cumplen hoy domingo 50 años, fue que quiso ser más libre de lo que el mundo estaba dispuesto a permitir. Bisexual en una sociedad que le tenía a lo diferente, guerrera en un entorno sumiso, mujer transgresora en un ecosistema patriarcal .

    Tan salvaje como vulnerable, Joplin, fue la primera estrella femenina del rock, con una influencia mucho más allá de las cuestiones de género: su estilo vocal y estético se encuentran en emblemas del rock masculino, de Robert Plant (Led Zeppelin) a Axl Rose (Guns N’Roses).

    “Fue una pionera. E hizo sacrificios para asumir riesgos que allanaron el camino para que las artistas mujeres ganaran presencia en la industria de la música y para que no se ajustaran a las demandas que imponía una sociedad patriarcal”, dice desde Estados Unidos Holly George-Warren, estudiosa de la cantante y autora de un libro que desgrana la vida musical y privada de la artista, Janis Joplin. La biografía definitiva de la legendaria reina del rock (Libros Cúpula).

    Joplin solía bajar las escaleras del escenario después de un concierto llorando. Así de intensas eran sus actuaciones, una mezcla de orgullo y dolor, de pasión y honestidad. La interacción entre lo que ocurría en el escenario y la audiencia era un espectáculo. Janis conseguía el efecto de una pila cargando a otra. “Cuando ella cantaba oías la libertad”, afirma el ingeniero de sonido Jackie Mills en el libro de George-Warren.
    (Fuente: EL PAÍS. https://elpais.com/cultura/2020-10-03/50-anos-sin-janis-joplin-cronica-de-un-grito-de-auxilio-que-nadie-escucho.html)

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  3. Existe un libro "Chelsea Hotel" escrito en verso libre por la joven autora de origen cubano Anisley Fernández Díaz que recrea este romance de película entre Janis Joplin y Leonard Cohen: “Tiene implícita una experiencia vital que atesoro. Con “Back to same” algo se movió en Mí. Viví el poema y la música de Leonard Cohen, como también me interesé por la biografía y trayectoria de Janis Joplin”, cuenta la autora. “Va dirigido a mis maestros de luz literaria, a mis maestros de fe, a sus antepasados y a los míos, los artistas que nunca pasará de moda, a los amigos que confiaron en mí, a mi familia, a mi hijo, a mi ciudad de mar tan amada, Cienfuegos”, comenta a la vez que reconoce haberse inspirado en su sed de “transgredir límites”
    Está publicado en Círculo Rojo Grupo Editorial y el lector encongtrará allí una parte del alma de su autora, con la que pretende acercarnos su propia visión del arte.


    Chelsea Hotel, una historia en versos libres, recrea un romance entre Janis Joplin y Leonard Cohen en el edificio de este hotel considerado uno de los más representativos de New York por las visitas de innumerables artistas de todo el mundo. Desde la atracción entre ambos personajes, la personalidad ruda y psicodélica de Joplin, el placer car­nal, los elementos musicales y de la religión budista que enmarcan a Cohen, los semblantes del rock y otras visualizaciones idealizadas del hotel, como una ventana, un salón, llaves, la noche, el frío…, se trenza una trama en la que el dolor y el desgarramiento espiritual de la autora toman preeminencia. Así lo realza a ratos con cierta ironía, pero como experiencia vivida lo entrega en frases desgajadas del egoísmo y los estereotipos, cuando supone: «Si no fuera por la música, mis drogas, por las pequeñas luces tintineando…». Al segundo poema, Back to same, le fue otorgado en la ciudad de Cienfuegos (Cuba) el Premio «Poesía de Amor, 2018».

    Anisley Fernández Díaz (1992, Cienfuegos, Cuba) está Graduada en Medicina por la Universi­dad de Ciencias Médicas en 2018. Es Premio Poe­sía de Amor, 2018 y ha colaborado con la Revista Cultural argentina El Viento, donde fueron publi­cados tres de sus poemas en mayo de 2019. Par­ticipó en lecturas de poesía para festivales y otras actividades por la Feria Internacional de Libro.

    Resultó finalista en la doceava edición del Concurso Internacional de Poesía “El mundo lleva alas” (2020) convocado por la Editorial Voces de Hoy.

    Apuntes tomados de BRISEIDA ZENOBIA en
    Todoliteratura.es
    Martes 29 de diciembre de 2020, 10:00h

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  4. Felación al hombre equivocado
    4 OCTUBRE, 2017 IN PHIDELIO

    Testigos mudos de estancias estridentes. Así han sido ciertos hoteles para una infinidad de huéspedes que, al amparo de los excesos y la fama derivados del rock, han convertido una firma de hospedaje en un festín romano, un tiempo indeleble y hasta un féretro con puerta, ventanas y room service.

    Esto viene a cuento del famoso Hotel Chelsea de Nueva York, mencionado por Joni Mitchell en «Chelsea Morning» y usado recientemente por Dave Gahan para el clip de su single de 2007, «Saw Something». Sin embargo, tal vez ningún músico ha dado mejor publicidad a la mole rojiza construida en 1883 que Leonard Cohen.

    Escudriñando en las letras de su clásico de 1974, «Chelsea Hotel No. 2», muchos han comprendido las debilidades del canadiense, hombre de humor variopinto que a falta de romances sólidos en su juventud hallaba sexo deshilachado. Nada tonto, el aspirante a artista folk se hospedó a finales de los sesentas en el inmueble -favorito de decenas de luminarias- con el fin de mimarse la pupila y subirse la temperatura con las curvas de Brigitte Bardot, su gran y despampanante anhelo que la vida eternamente le negó.

    «Amo los hoteles en los que a las cuatro de la madrugada puedes llevar un enano, un oso y cuatro mujeres a tu habitación sin que a alguien le importe», declaró el también poeta a Songtalk.

    La imposibilidad de acostarse con la parisina se enredó en 1968 con un inesperado episodio con otra mujer en uno de los ascensores del hotel. Cohen se topó con Janis Joplin, entonces de 25 años, entonces estrella, entonces en boga. Las puertas se cerraron y la lentitud del artefacto, aderezada por una mentira piadosa, facilitó una felación instantánea y una sesión de sexo… pisos más arriba.

    «Ella no me buscaba a mí, sino a Kris Kristofferson (compositor texano de country), y para ser franco yo tampoco la buscaba a ella, sino a Brigitte Bardot. Una jugarreta del destino nos hizo encontrarnos en el ascensor, uno lúgubre, color café, lleno de altibajos, sin rumbo. El hotel se llama Chelsea y la cantante era Janis Joplin, cuya voz jamás morirá», contó Leonard a sus fans de Munich, durante un recital en 1985.

    A falta de Brigitte… Janis; a falta de Kris… Leonard. Corazones baldíos, empate técnico. Y como testigos… un colchón individual, un calefactor que reaccionaba con golpes, una bombilla apenas suficiente para iluminar rostros pero no cuerpos, un viejo televisor y un lavamanos del que salía agua por goteo y no por chorro.

    Pasado el round en el cuarto piso del Chelsea, Joplin se colgó sus gafas rosas y se marchó sin pronunciar palabra; despeinado, Cohen cerró la puerta con llave. En los meses siguientes el músico aprovechó la presentación de la canción en un sinfín de shows para cacarear pormenores de aquel encuentro.

    Ya cuando una cuota excesiva de heroína cortó la vida de Janis, Leonard se llenó de arrepentimiento por haber sido tan lengualarga. «Lo lamento… porque asocié el nombre de una mujer con una canción y en ésta mencionaba la línea ‘Mamándomela en una cama sin tender mientras las limosinas esperaban en la calle…’, y siempre me ha disgustado la aproximación chismosa a ese tipo de asuntos», expresó a la BBC en 1994.

    Inútil y tardío, el acto de contrición embonó con el actuar de Janis, quien tampoco fue muy discreta con respecto al desliz. «Vivo de modo libre, ya sabes, acostándome con extraños (…) Sucedió un par de veces: Jim Morrison y Leonard Cohen. Y es raro porque son los únicos dos, entre individuos prominentes, con quienes lo intenté sin que realmente me gustaran. Y ninguno me dio nada, no sé qué signifique eso. Tal vez sólo quiera decir que estaban deprimidos…»

    Y sí, Leonard no era atractivo y faltaba mucho para que fuera COHEN. Su encanto de entonces emulaba al lavamanos. Apenas y goteaba.

    «I remember you well in the Chelsea Hotel, that’s all, I don’t even think of you that often…»

    https://radiolaria.fm/2017/10/04/leonard-janis-y-aquel-lentisimo-elevador/

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  5. Tomado de DIEGOOCABRERA.NET
    (1)

    Un hotel, un restaurante y una bebida «letal y siniestra»: La historia de ‘Chelsea Hotel #2’
    En julio de 1994 Leonard Cohen confesó en una entrevista en la BBC que en su carrera había “una sola indiscreción” que lamentaba "profundamente": haber relacionado el nombre de una mujer con una canción. La mujer era Janis Joplin. La canción Chelsea Hotel #2.

    Todo había comenzado durante la primavera de 1968 en el Chelsea Hotel de Nueva York. El “Chelsea” había sido desde hacía décadas una guarida para ciertos bohemios y durante los años sesenta y setenta acogió a algunos de los más grandes del rock (Bob Dylan, Jimi Hendrix, Grateful Death, Janis Joplin…). Cohen había llegado al hotel en 1968, algo después de la publicación de su primer disco, y trataba de buscar “un lugar donde podría conocer a gente de mi propia especie”. Y fue allí cuando una noche de primavera de 1968, tras comerse una hamburguesa en sitio de comida barata cerca del hotel e “intentar encontrar a Dylan Thomas” en el White Horse Tavern (Thomas llevaba muerto más de una década), regresó al hotel y en el ascensor se encontró a Janis Joplin.

    Desde que reveló que la canción estaba asociada a un encuentro con Joplin, Cohen hizo monólogos de lo más ingenioso sobre aquella situación. Según Cohen, Joplin estaba buscando a Kris Kristofferson y él mintió diciéndole “estás de suerte, yo soy Kris Kristofferson”, a lo que Joplin contestó que pensaba que Kristofferson era más alto. Sea como fuere, Joplin y Cohen acabaron juntos aquella noche. Una noche que dejó una huella evidente en el cantante canadiense, algo que nunca ha ocultado. No parece que ocurriera lo mismo con Joplin.

    El 4 de octubre de 1970 murió Janis Joplin y Cohen quedó ciertamente afectado: “me gustaba mucho su trabajo y sentí que lo que dejaba era demasiado breve”. Puede que aquella tristeza, unida a cierta nostalgia del pasado y a la huella profunda que Joplin había dejado en Cohen —como había hecho en muchas otras personas— empujaran al cantautor a escribir Chelsea Hotel #2.

    En algún momento 1971, no mucho después de la muerte de Joplin, Cohen estaba en un restaurante polinesio de Miami y allí mismo empezó a escribir los primeros versos de la canción en una servilleta. En sus monólogos —de notable calidad narrativa y humorística— adornaría la situación diciendo que estaba tomando "una bebida de coco letal y siniestra”. Como me dijo un conocido, "podía haber sido monologuista o lo que le hubiera dado la gana".

    Con la ayuda de Ron Cornelius (guitarrista y líder de su banda en aquella época) fue dándole forma a la canción hasta acabarla definitivamente (o eso parecía) durante un vuelo entre Nashville e Irlanda. En aquella época estaba permitido fumar en los aviones y, según le contó Cornelius a Sylvie Simmons para el libro I’m Your Man: The Life of Leonard Cohen, ambos pasaron la mayor parte de las más de 8 horas de vuelo en la parte trasera trabajando en la canción y fumando. Al aterrizar en Shannon la canción estaba escrita.

    Pero Cohen quería más. Siguió trabajando en la letra y añadió algunos versos que acabaron dándole el carácter definitivo. La letra quedó terminada durante un viaje a Asmara (Etiopía) y el “#2” fue añadido para distinguirla de aquella primigenia versión terminada durante el vuelo transoceánico. Además de plasmar el encuentro y hacer referencia a la fiereza y la vulnerabilidad de Joplin, en Chelsea Hotel #2, como en toda obra obra de arte verdadera —obra de arte debería bastar—, hay algo más profundo que lo que a primera vista pudiera parecer. El encuentro con Janis Joplin al que remite la letra se acompaña del retrato de aquella generación, estos dos elementos se alimentan el uno con el otro y elevan la canción.

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  6. (2)
    "You were talking so brave and so sweet / Givin' me head on the unmade bed / While the limousines wait in the street / Those were the reasons, that was New York / We were runnin' for the money and the flesh / And that was called love for the workers in song / Probably still is for those of them left”
    El público pudo escuchar la canción por primera vez el 23 de marzo de 1972, durante el tercer concierto de una serie que Cohen ofreció en el Royal Albert Hall londinense. Desde entonces la estuvo tocando en directo y en 1974 la grabó como parte de su cuarto disco de estudio, New Skin For the Old Ceremony. Los títulos de los discos de Leonard Cohen siempre se movieron entre lo prosaico (Songs of Leonard Cohen, Ten new songs…) y lo místico. En esta caso, a pesar de este halo de misticismo, New Skin for the Old Ceremony era también un título prácticamente literal.
    La vieja ceremonia de las canciones se presentaba esta vez con una piel nueva. El disco suena ciertamente orgánico, pero no en el mismo sentido que lo habían hecho discos anteriores . Cohen empieza a abandonar el minimalismo de su primera época y aparecen nuevos instrumentos (banjos, violas, mandolinas…), un trabajo más cercano al de un cantautor europeo. La condición de canadiense de Cohen siempre le dio un toque diferente y un aire cosmopolita entre Estados Unidos y Europa. También era el año 1974 y muchas cosas habían cambiado en el mundo y en él desde el comienzo de su carrera musical. La posición de Cohen en la industria se había consolidados y él había crecido como músico. Sin embargo, ese nuevo sonido no afectó a Chelsea Hotel #2. La canción conservó un sonido más cercano a lo que había estado haciendo anteriormente, como si la canción perteneciera a otra época y como tal hubiera que tratarla.

    La revelación
    En las notas que aparecían junto a un recopilatorio que Cohen publicó en 1975 ya se podía leer que la canción hablaba de un encuentro con una “cantante americana”, aunque aún tardó en desvelar quién era. El 25 de abril de 1976, en un concierto en Montreux (Suiza), fue la primera vez que pronunció el nombre de la musa de aquella canción: Janis Joplin.

    Desde entonces, Cohen estuvo contando, en versiones más o menos parecidas —salpicadas de detalles algunas veces o más escuetas otras—, parte del origen de la canción. Las historias siempre mezclaban la hilaridad y la tristeza, dos elementos que convivían en Cohen con total naturalidad. Y así fue hasta aquella entrevista de 1994 en que pidió disculpas públicamente por su “indiscreción”. Nunca volvió a hablar de la canción antes de entonarla, aunque no dejó de cantarla. De hecho lo hizo incluso durante su última gira poco antes de morir.

    Chelsea Hotel #2 se convirtió en una de las composiciones más famosas de Leonard Cohen y muchos la han versionado con más o menos acierto (Lana del Rey o Rufus Wainwright entre otros), incluso Lorenzo Silva sacó el título de su novela Música para feos de uno de los versos de la canción: “You told me again, you preferred handsome men / But for me you would make an exception / And clenching your fist for the ones like us / Who are oppressed by the figures of beauty / You fixed yourself, you said ‘Well nevermind / We are ugly but we have the music’”.

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