Pobre Martín (artículos)

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 Cuenta Paco Ibáñez que, allá por 1956, recaló en un París existencialista que rebosaba chanson por las costuras de todos sus antros. Un año antes había conocido algo de Georges Brassens, no sin alguna resistencia por su parte. "Me lo presentó, tras insistir bastante, Pierre Pascal, su traductor al castellano. A mí Brassens no me gustaba nada, me parecía un gorila (resultaba impagable la cara que ponía cuando entonaba el “¡Gare au gorille!), eso que los franceses llaman una maleta sin asas. Mi referencia de cantante era Jorge Negrete, guapo, joven. Pero Pascal me dio a conocer la canción Pobre Martín y tuve una revelación. ¡Ese gorila ponía música a poetas como Victor Hugo, François Villon o Louis Aragón...!" Finalmente acabó versioneando al cantautor francés. Brassens y Paco se conocieron en el Olympia, donde el primero daba una tanda de recitales.

En Pobre Martín, que aquí presento en la versión de Paco Ibáñez, utiliza un esquema musical muy sencillo, pero efectivo y valioso, mientras desgrana unos versos henchidos de poesía y denuncia. Es la canción de un poeta. Me recordó y avivó sentimientos de afecto y ternura por mi tío Felicísimo, labrador de toda la vida, pobre como Martín y con su misma filosofía de vida.

Para realizar el video karaoke, y tras una exhaustiva búsqueda por internet, me decanté por utilizar una amplia colección de fotografías de cuadros del pintor burgalés Vela Zaneti, pintor a un tiempo de héroes medievales y campesinos. Es un acierto incontestable. El pintor refleja a la perfección la dura vida de los labradores y jornaleros de los campos castellanos (y franceses o de cualquier parte del mundo...). Son imágenes de gran hermosura que superan (en mi opinión) el resto de imágenes utilizadas en los videos que se exponen en YouTube, por ejemplo.

(Comentarios del autor)


Para ganar su Mala Reputación, Brassens tomó la ruta del cementerio, una ruta que seguiría a menudo en años posteriores. Empujó a la muerte al escenario e hizo que la aplaudieran. ¡Por primera vez en el music-hall, la parca! ¡Sin carne ni hueso! No había, en la tierra de este cantor no pasteurizado, sólo amor, flores y pajaritos. Estaba la miseria de un pobre Martín y el triste trabajo del sepulturero. Un pobre sepulturero que era hermano de los de "Hamlet". Uno llega a la conclusión de que Brassens debe haber sido un poeta. Porque sólo los poetas se atreven a poner en poesía "el dolor que me costó la última palada".
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No es una piedad de buena compañía la que inspira el desafortunado Pauvre Martin. Esta conmiseración rechina los dientes con fuerza. En esta canción esencial, el arte de Brassens es todo medios tonos. En la discreción. Pero con una efectividad y percusión inigualables. Una sola línea subraya el punto: "Puso patas arriba el campo de los demás". Sin entrar en detalles, sin mencionar nombres de personas o países, consideramos que Pauvre Martin es la única canción revolucionaria de la posguerra. Eso es suficiente para decir lo importante que es.

(Rene Fallet en "Georges Brassens" en traducción libre)


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