Morir por las ideas (artículos)
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Esta canción, en su último disco, es una de las últimas diatribas cantadas por Brassens, y se perfila como la más redonda y acertada (aunque sería raro que la sátira de Brassens -que es la herida de su corazón- no acierte a dar en el punto justo; y es en esa justeza donde se aúnan el oficio de crítico y el de poeta).
En este quehacer se lanza directamente contra lo que es la forma más abstracta, y por lo mismo opresora, del Poder; a saber, la Idea (tanto más dominante como cuanto es adoptada como idea personal de cada uno), la cuál de manera explícita en guerras o contiendas de ideales, se identifica, como debe, con la muerte, pero sin que ello sea más que mera explicitación de lo que pasa asimismo en la vida cotidiana: reducción de la vida a ideas de la vida o muerte.
Es de notar que esta vez que el tono de la canción se va volviendo más indignado y serio a medida que avanza, como para sugerir que la estupidez que se ataca acaba por matar hasta el humor al fin. ¡Que no sea así para siempre! Que los hemistiquios primeros de estos alejandrinos sean a menudo llanos en mi versión apenas requiere esfuerzo de adaptación para la música, que más bien, ya en francés, lo pide."
Sabemos lo que le pasaba más comúnmente a Don Quijote: se burlaban de él, y los molinos de viento del conformismo o la moda lo molían sin piedad como a la harina. Si, a las "buenas gentes" no le gusta que se sigan otros caminos distintos a los suyos, tan pequeños; los fanáticos odian que podamos alejarnos de ellos. Una vez más, gritarán a coro, por encima de la voz de los que son como Brassens. Ha estado acostumbrándose a ello desde "Los Dos Tíos" en particular. En esta patética Morir por las ideas tiene el mal gusto de exclamar “¡joder, dejad vivir a los demás! La vida es prácticamente el único lujo aquí abajo, Sabe por experiencia, y de buena fuente, que los pirómanos “de todos los pelajes lo quemarán vivo”. Se necesita un poco de coraje para decir que no cuando el buitre dice que sí; para recordarles en algunos versos que la guerra -con o sin uniforme- no es una solución para el futuro. Los amigos de Brassens le agradecerán esta pequeña espada extra en las turbias aguas de la época.
Es de notar que esta vez que el tono de la canción se va volviendo más indignado y serio a medida que avanza, como para sugerir que la estupidez que se ataca acaba por matar hasta el humor al fin. ¡Que no sea así para siempre! Que los hemistiquios primeros de estos alejandrinos sean a menudo llanos en mi versión apenas requiere esfuerzo de adaptación para la música, que más bien, ya en francés, lo pide."
(Agustín García Calvo ("19 canciones", 1983)
Sabemos lo que le pasaba más comúnmente a Don Quijote: se burlaban de él, y los molinos de viento del conformismo o la moda lo molían sin piedad como a la harina. Si, a las "buenas gentes" no le gusta que se sigan otros caminos distintos a los suyos, tan pequeños; los fanáticos odian que podamos alejarnos de ellos. Una vez más, gritarán a coro, por encima de la voz de los que son como Brassens. Ha estado acostumbrándose a ello desde "Los Dos Tíos" en particular. En esta patética Morir por las ideas tiene el mal gusto de exclamar “¡joder, dejad vivir a los demás! La vida es prácticamente el único lujo aquí abajo, Sabe por experiencia, y de buena fuente, que los pirómanos “de todos los pelajes lo quemarán vivo”. Se necesita un poco de coraje para decir que no cuando el buitre dice que sí; para recordarles en algunos versos que la guerra -con o sin uniforme- no es una solución para el futuro. Los amigos de Brassens le agradecerán esta pequeña espada extra en las turbias aguas de la época.
Georges Brassens (René Fallet)
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