Montelimar (artículos)
Comentarios
Normalmente sincronizo canciones ya traducidas (por Jesús Álvarez, principalmente) o previamente adaptadas (me manejo con autores como Paco Ibáñez, Antonio Selfa, Horacio Cerván, Paco Carbonell y otros); pero de muchos temas no encuentro traducción en la red y opto por adaptarlas yo mismo (Dios y el bueno de Brassens me perdonen).
Brassens plantea en su canción un tema de actualidad: el abandono de animales cuando empiezan a ser molestos ¡Medio siglo de antigüedad de la canción y aún conserva relevancia y frescura! ¿Cómo podría Brassens, el segundo gran amigo de los animales (considero a Félix Rodríguez de la Fuente el primero) olvidarse de sus gatos y perros? Naturalmente tenía que hacerles una canción.
Hacer versiones del gran Brassens es difícil. Muchas veces se convierte en un puzle fonético-semántico. El francés sobreabunda en agudas (mucho más frecuentes que en el español) y Brassens tiene predilección por esas rimas. A veces utiliza versos tan cortos (4 sílabas, en este caso 3+1 por agudas) que se hace casi imposible traducirlos con una mínima literalidad.
Montélimar (en Francia) es una ciudad situada a medio camino entre Lyon y el mar Mediterráneo, es conocida por la calidad del turrón que se hace allí. También es conocida por el hecho de que los turistas en su camino hacia las costas soleadas abandonan a sus mascotas, que son demasiado engorrosas para los hoteles en la Riviera Francesa. Cada año, las autoridades informan que cientos de perros y gatos han sido abandonados allí durante los meses de verano.
Con la canción “Montélimar” del segundo disco, Brassens quería hacer pensar a la gente. La ciudad se había hecho tristemente famosa además por el comportamiento de los turistas durante el verano que acostumbraban a abandonar allí deliberadamente a sus mascotas de cuatro patas para no tener que cuidar de ellos durante las vacaciones. Se tuvo que construir una perrera de bienvenida para estas circunstancias en el pueblo. Esta canción cuenta la historia de esos "gatos" juguetes rotos abandonados por sus propietarios. En la canción llama “fariseos” y "beotianos" a sus dueños. El autor describe cómo la situación puede llegar a ser peligrosa para un animal de este tipo que espera con otros y en fila junto a los arcenes, en vano, el regreso de sus dueños. La gente probablemente no se da cuenta de lo peligrosa que puede ser esta situación para un gato o perro que se deja a merced de los conductores que pasan. Las personas con este comportamiento son culpadas con estas palabras:
Es obvio cómo la situación de "nuestros inocentes amigos" hizo sufrir al autor de la canción. No hemos averiguado si la situación ha mejorado, al menos un poco, desde el momento en que se escribió la canción, pero suponemos que la canción funcionó como una advertencia sin mucho efecto.
Brassens plantea en su canción un tema de actualidad: el abandono de animales cuando empiezan a ser molestos ¡Medio siglo de antigüedad de la canción y aún conserva relevancia y frescura! ¿Cómo podría Brassens, el segundo gran amigo de los animales (considero a Félix Rodríguez de la Fuente el primero) olvidarse de sus gatos y perros? Naturalmente tenía que hacerles una canción.
Hacer versiones del gran Brassens es difícil. Muchas veces se convierte en un puzle fonético-semántico. El francés sobreabunda en agudas (mucho más frecuentes que en el español) y Brassens tiene predilección por esas rimas. A veces utiliza versos tan cortos (4 sílabas, en este caso 3+1 por agudas) que se hace casi imposible traducirlos con una mínima literalidad.
Montélimar (en Francia) es una ciudad situada a medio camino entre Lyon y el mar Mediterráneo, es conocida por la calidad del turrón que se hace allí. También es conocida por el hecho de que los turistas en su camino hacia las costas soleadas abandonan a sus mascotas, que son demasiado engorrosas para los hoteles en la Riviera Francesa. Cada año, las autoridades informan que cientos de perros y gatos han sido abandonados allí durante los meses de verano.
Con la canción “Montélimar” del segundo disco, Brassens quería hacer pensar a la gente. La ciudad se había hecho tristemente famosa además por el comportamiento de los turistas durante el verano que acostumbraban a abandonar allí deliberadamente a sus mascotas de cuatro patas para no tener que cuidar de ellos durante las vacaciones. Se tuvo que construir una perrera de bienvenida para estas circunstancias en el pueblo. Esta canción cuenta la historia de esos "gatos" juguetes rotos abandonados por sus propietarios. En la canción llama “fariseos” y "beotianos" a sus dueños. El autor describe cómo la situación puede llegar a ser peligrosa para un animal de este tipo que espera con otros y en fila junto a los arcenes, en vano, el regreso de sus dueños. La gente probablemente no se da cuenta de lo peligrosa que puede ser esta situación para un gato o perro que se deja a merced de los conductores que pasan. Las personas con este comportamiento son culpadas con estas palabras:
¿Quién hace esto
no tiene alma, no,
¡Dejad que se
se choque pronto
contra un poste!
Es obvio cómo la situación de "nuestros inocentes amigos" hizo sufrir al autor de la canción. No hemos averiguado si la situación ha mejorado, al menos un poco, desde el momento en que se escribió la canción, pero suponemos que la canción funcionó como una advertencia sin mucho efecto.
(Comentarios del autor)
Comentarios
Publicar un comentario