Melani (artículos)

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La canción pertenece al último disco de Brassens Trompe la mort (1976). Es una canción extensa (100 versos justos, con las repeticiones) y 6 minutos y medio de duración, agrupada en 10 estrofas de 8+2 versos de 9 sílabas en rima ababcdcd).
Brassens comentó en alguna ocasión que este tipo de canciones eran muy del agrado del público. Durante algún tiempo, antes de ser famoso, componía estos temas para contentar a sus oyentes. Afirma que sabía que no eran muy buenas canciones y que podía hacerlas mejores; pero gustaban. Aquí compone una de esas canciones “paillardes” (obscenas, picantes) tan al gusto de estudiantes y soldadesca.
(Comentarios del autor)

Brassens era, sin duda, un gran conocedor de los grandes clásicos de la canción picante (paillarde) francesa. ¿Acaso no empieza así esta canción?
Les chansons de salle de garde
Ont toujours été de mon goût,
Et je suis bien malheureux, car de
Nos jours on n'en crée plus beaucoup.
Pour ajouter au patrimoine
Folklorique des carabins, (x2)
J'en ai fait une, putain de moine,
Plaise à Dieu qu'elle plaise aux copains.
Las canciones de sala de guardia
Siempre han sido de mi gusto,
Y soy muy infeliz, porque
hoy en día no se componen muchas...
Para añadir al patrimonio
Folklórico de los estudiantes
He hecho una, puto monje,
Quiera Dios que le guste a mis amigos.
Brassens, autor de las "paillardes", debió de sentir un gran placer al ver cómo sus composiciones eran retomadas por los estudiantes y se convertían en clásicos: Fernande, Quatre-vingt-quinze fois sur cent, les Radis (sin duda una alusión a "Navets"), y por supuesto Mélanie (una historia de cirios que recuerda a "Il était un petit navire"...). También debemos mencionar aquí algunas de sus obras, menos conocidas porque fueron musicalizadas por otros: "Le petit-fils d'Oedipe" (musicado en 2002 por Jacques Munoz, en donde Tonton Georges demuestra conocer los clásicos populares, ya que se trata de una reescritura de "On m'a donné 100 sous", un blues de gran calidad.) Les Bacchantes (una pequeña provocación también musicalizada en 2002 por Jacques Munoz) y Le grand Vicaire (reescrito por Brassens, musicado y cantado por los Charlots en los años 70.)
En un género menos subido de tono, e incluso a veces serio, Brasens nos cuenta historias de virginidad (Le Gorille, Chansonnette à celle qui reste Pucelle, La première Fille). La virginidad se canta muy a menudo (Maman qu'est-ce qu'un pucelage?), y en muchos clásicos, es perdiendo su virginidad como las jóvenes regalan la viruela a sus amantes... La viruela, un tema muy querido por los estudiantes de medicina desde que la tratan; se aborda en "L'Andropause" (¿cómo se puede contagiar la viruela a los demás cuando ya no se tiene la erección...?) y en Le mauvais Sujet Repenti (Un chulo que se contagia de la viruela, ¡Lo tiene bien merecido!). Aquí tampoco faltan los clásicos: La vérole, Le curé de Saint-Sulpice...
Brassens no dejó de evocar en términos castizos las partes del cuerpo que encontramos en todas las estrofas de los grandes clásicos: el Coño (Le Blasón), el Culo (Venus Callipyge), las Bolas (Les Casseuses) y las Nalgas (Le Pince-Fesse) Por último, entre las obras más famosas de nuestro gran poeta, hay que mencionar algunas canciones divertidas y picantes, como "Brave Margot" (¿se eligió el nombre para recordar a la otra Margot?), "Hécatombe", “La Nymphomane, o "Le temps ne fait rien à l'affaire". Y seguro que me olvido de algunas….
(Resumen obtenido de Paillardes.com y traducido libremente)

"Mélani" (1976) presenta un estilo obsceno, que se inspira en la larga tradición de las chansons de salle de garde (canciones de sala de guardia) cantadas por los internos, estudiantes de medicina en prácticas. Brassens no tiene miedo de tratar temas potencialmente tabúes. En 1972, ya era famoso, y sabía que podía decir lo que quisiera. De hecho, su público se acostumbró a esperar un cierto grado de picardía y controversia. Aunque, por un lado, la imagen pública de Brassens se volvió cada vez más familiar, incluso asexual, con la edad; su repertorio siguió conteniendo expresiones románticas y sexualizadas. Estas actitudes honestas y abiertas hacia el sexo provienen de una tradición transgresora y carnavalesca que se remonta hasta Rabelais, si no más allá. También pueden explicarse en términos de la llamada "sociedad permisiva" que surgió durante la década de 1960 en Francia, así como en otros países occidentales.
(G. Brassens y J. Brell: Personal y social, por C. Tinker; en traducción libre)

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