La edad no tiene que ver (artículos)

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Desde un ajado sillón en el establecimiento de emparedados "Rodilla" del Corte Inglés de Alcalá de Henares y mientras esperaba que Charo, mi mujer, terminara sus compras de Reyes escribí esta adaptación con ayuda de mi móvil y unos pequeños auriculares (al final, por su difícil acoplamiento al oído y la necesidad de conseguir el máximo volumen, hube de aplicar directamente a la oreja el dispositivo en las sucesivas reproducciones de la canción).
A falta de papel, sirvió el mantel para (en el dorso) trazar rápidamente una plantilla para la métrica, el ritmo y la rima. Por suerte no eran estrofas muy largas; aunque, eso sí, endiabladamente difíciles de traducir y adaptar por sus pocas sílabas.
Por ejemplo, las sílabas de 4 versos (3+1 por aguda) de "Pour de cons", "Du cocón", etc. son imposible de traducir con el acento en aguda en español: tontos (pasmado, bobo, lerdo, lelo, papanatas, zoquete, zopenco, simple, mentecato, babieca, alelado, majadero, necio, tonto, tontaina, ganso, sandio, gilipollas...) todas son llanas. Saliéndome por la tangente he buscado "Atontáos" (participio en forma familiar y abreviada) para sustituir al adjetivo (sustantivo) "tontos". El problema de la sobreabundancia de agudas al final del verso (como ocurre en la mayoría de las canciones de Brassens con las peculiaridades del idioma francés) requieren al traducir soluciones imaginativas (a veces atentando contra los matices y sentidos precisos que pretende el autor). Pero no hay otra manera, al menos que se me ocurra.
(Comentarios del autor)


Así reflexiona René fallet sobre esta canción: Los Tiempos no tienen nada que ver pide prestado su título de Alceste, del "Misanthrope" de Moliere; un caballero conocido por su gusto por la verdad. Brassens asalta a algunos de ellos que "apenas han salido del huevo", como dijo otro Alceste, Léautaud. Sabemos de lo que estamos hablando, jóvenes picos de oro sosteniendo que los viejos son un montón de estufas viejas, y viceversa. "Me balanceo entre dos épocas", dice Brassens modestamente, “les mando un mensaje a todos...” Es gracioso, es enorme, pero... hay bajo las palabras algo que no se sabe qué es. Se llama “El Tiempo no tiene nada que ver”. Esta pequeña frase es de Moliére, que no era sólo un pequeño bromista. "Cuando eres un idiota, eres un idiota", es demasiado cierto para no estar un poco triste.
(“René Fallet en “Georges Brassens”, traducido libremente)

La palabra "con" se canta treinta veces en Le temps ne fait rien à l'affaire. La palabra se utilizó posteriormente en otras canciones, y la de Brassens es probablemente la obra donde más se repite en la historia de la literatura. La canción, cuyo título está tomado de un verso de El misántropo de Molière, se grabó en octubre de 1961 para el álbum nº 8, publicado ese mismo año. Es imposible hablar de las canciones de Brassens sin mencionar esta "palabrita de no más de tres letras", una palabra polisémica y polémica que originalmente se refería al atributo más bello del tierno cuerpo femenino, que Brassens celebró en uno de sus poemas más sutiles, Le blason, que tiene la gracia de no nombrarlo. En esta canción se hace eco de las palabras de Michelet, que lógicamente declaró en su Diario: "Es una impiedad inane haber hecho de la palabra estafa un término bajo, un insulto”. La palabra se utiliza hoy -misoginia aparte- como homónimo de "multitud de personas"...
¡La plaga maligna de esta homonimia!
Es injusto, señora, y es insultante
que esta pieza real de tu anatomía
lleve el mismo nombre que una gran cantidad de gente.
... unas veces con vulgaridad, otras como un insulto; pero, en ocasiones y especialmente en la Mide de la Francia, como una interjección amistosa Les cons. Siempre han estado de moda vilipendiarlos, maldecirlos, ponerlos en evidencia. Por supuesto, los imbéciles siempre se encuentran entre los del otro lado. Como dijo Henri Jeanson hace tiempo: ¡Alerta, los imbéciles nos están invadiendo! Al acusarlos, nos protegemos "no puedo ser uno de ellos porque los denuncio". Un escritor de la televisión dijo: "Cada vez hay más idiotas en el mundo”. Sin embargo, nadie osa replicarle: ¿Pero tú, dónde te sitúas tú?
Los imbéciles son una fuente inagotable de burlas, mofas, juegos de palabras crueles y malintencionados por parte de imbéciles que no saben que son imbéciles... Esta es la única canción del mundo que no puedes cantar si eres demasiado joven o demasiado viejo. Georges la cantó en 1962. Entonces tenía 41 años. Es, por tanto, en torno a esta edad donde se sitúa este intermediario entre "los tontos inocentes" y "los tontos maduros". Una época de inmunidad deslumbrante en la que se oscila entre dos edades, ¡perdidas para siempre!, para muchos de nosotros. En cambio, alguien que, siendo lúcido, reconoce que es un imbécil, demuestra cierta inteligencia.
Entre nosotros, buena gente,
que para reconocer
que uno no es inteligente,
tendrías que serlo.
(Comentario de fuente no datada)

Los que no piensan como nosotros, cantado por Jean Bertola.
Cons por intermitencia, en línea de puntos, cons a tiempo completo... Cons plácidos o luchadores, gentiles o venenosos. Un imbécil duerme en cada uno de nosotros. En otra canción (que sin duda habría sido un gran éxito en 1981 si el cielo no hubiera decidido lo contrario) Brassens expresa su visión de los tontos dañinos en una incisiva continuación del Tiempo no tiene nada que ver:
Cuando los tontos son valientes
Como yo,
Como tú,
Como nosotros,
Como tú,
No es tan grave.
Deja que se comprometan,
Permitidles
Hacer el tonto:
Que no sean razonables,
No molestan a nadie.
Por la desgracia en la tierra
Tres cuartas partes
De los borricos
Son malvados
Cretinos sectarios.
Se agitan,
Se emocionan,
Se afanan
Despliegan
Su celo alrededor,
Cabrean a todo el mundo.
Una canción que sigue siendo desesperadamente actual treinta y seis años después de su lanzamiento. La pequeña palabra detonante se escuchó por primera vez (y doce veces) en Martinette. El propio Brassens quedó sorprendido por el éxito de la canción. Cinco años después, también fue un éxito con Le temps ne fait rian à l'affaire. Está claro que los imbéciles dan suerte a Brassens. Si hubiera vivido más, con la canción Quand les cons son braves: ¡Con estos tres títulos la palabra habrá sido referenciada más de cuarenta veces!
También es una suerte que la canción volviera a la palestra en 1998 con la divertidísima película de Francis Veber Le diner de cons, que reunió a más de 9 millones de espectadores. Los créditos los canta el propio Brassens interpretando Le temps ne fait rien á l'affaire. Aunque nos la supiéramos de memoria, ¡qué placer resultaba el escuchar la voz de Georges en cines a reventar!
Algunas personas son más estúpidas que otras... ¿Pero es culpa suya? ¿No dijo Georges Brassens, que nunca quiso hacer daño a nadie, que "hay que tratar con idiotas... No estoy en contra de ellos? La palabra "tolerancia" no es utilizada nunca en la obra de Brassens y, sin embargo, cada canción está impregnada de ella. Esta no es la menor de las marcas de su humanidad.
(Traducción libre de Jean-Paul Sermonte en “Les amis de Georges)

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