La andropausia (otras versiones)

 VERSIÓN DE HORACIO CERVÁN




LA ANDROPAUSIA

Lanzados en los cuatro rincones de la Patria
Por maridos hostiles que rumian su rencor
Se esparcen los rumores que estoy en la andropausia
Y que ya no soy digno rival en el amor


Jamás ofenderemos a un falo que sucumba!…
No es su principio afirman, más, dicen por ahí
Que de mis dos testigos uno ya está en la tumba
Y el otro, entre algodones, pronto lo va a seguir


Todos estos bribones se han creído, seguro
Que un miembro de mi clase tal vez se rendirá
Que el hambriento cochino, el cerdo de Epicuro
Que dormitaba en mi, ya no despertará


Me creen impedido de ejercer mis faenas
Y en las noches sin luna con gran satisfacción
En tono lapidario escriben en mi puerta:
“Yace aquí un viejo fauno que no tiene erección”!


Pero son prematuros sus gritos victoriosos
Sepan, los que me clavan el puñal por atrás
Que para comerciar las bolas de este oso
Se olvidan que primero lo tienen que cazar


Que no he necesitado jamás estimulantes
Y todas sus mujeres que hasta hoy mismo recibí
Y por cierto las he contentado bastante
Si no tengo erecciones, lo iban a percibir


Al hospital San Luis cuando fui a que me vea
Me dijo el residente, cuando lo consulté:
“Señor, a no dudar, esto es una venérea”
Si no tengo erecciones… pues, cómo la pesqué?


Mi vecino de al lado ama sólo a su esposa,
Y de ella el amante exclusivo soy yo
Si a los dos los tomó la peste contagiosa
Sin tener yo erecciones, pues, cómo sucedió?


Y mi contrabajista y todos los del grupo
Todos se la pegaron, ninguno se salvó
Y si yo fui el primero que padecerla supo…
Si no tengo erecciones, como fue que pasó?


Minotauros malvados, que sigan rebuznando
Que mi tren de placer ya llegó a la estación
Sepan ya que al contrario nunca he estado presentando
Tantos votos a Venus como los hago hoy


Y tengan por seguro que los chismes que alientan
Rumores alarmantes no tienen seriedad
Día y noche estas damas hacen cola en mi puerta
Las convoca el demonio de la curiosidad


Y nunca como ahora, dicho sin arrogancia
Ha florecido tanto mi comercio carnal
Es por eso que ustedes, por esta circunstancia
Cornudos como hoy día no lo han sido jamás


Más, cierto, que vendrá la hora desdichada
Donde perdiendo todas mis dotes heredadas
Mi brío decaerá
Y llegar hasta el cielo, mi más cara balada
La subida más dulce, la más tierna escalada
Muy difícil será


Y ya no habrá gemidos en las casas solariegas
Ni rechinar de nalgas en las chozas ajenas
Ni hace falta aclarar
Que habrá muy pocas chances de que mis odaliscas
Vengan a colocar al pie de mi obelisco
Una ofrenda floral


Y lo más que dirán, acaso será “Bueno,
Nuestro Príapo ha muerto” y con muslos ligeros
Llenas de languidez
Correrán a rodar por ignotos caminos,
Tratando de calmar su furor uterino
Con vaya a saber quien


Y evocarán ustedes las maneras civiles
Del anciano rival que de modo sublime
Gustaba de aportar
Su guitarra a la causa desgranando las cuerdas
Adornando de arpegios sus bellas cornamentas
Más muy tarde será.

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