En el bosque de mi corazón (artículos)

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Un día creí que había completado todo el catálogo que tenía de canciones de Brassens. Incluso pensé que esta canción la había adaptado hace tiempo. No era así. Revisando mis archivos vi que se me había escapado. Así que decidí completar la lista (aún me queda alguna otra canción menor, pero todo se andará). Animado ante una letra corta (y con un estribillo que se repite apenas variando el nombre de los bosques) me puse a ello; pero pronto encontré dificultades. En primer lugar, me di de bruces con la dificultad de hacer en español, con medida similar, frases que en francés tienen palabras cuyo plural no añade sílabas al singular pues se permiten el apóstrofo y la consiguiente contracción. Así que las florecillas que siempre hay en los bosques que conoce Brassens tuvieron que limitarse a una flor que creció en cada uno de ellos. “Y compañeros en el bosque de mi corazón” (tan larga para mostrar todo el sentido que pretende Brassens) me obliga a prescindir del bosque del corazón del poeta y limitarme a contar que también tiene flores), Las imágenes pierden mucha gracia con estas mutilaciones, pero se hacían imprescindibles.
En la primera estrofa (ante una traducción dudosa) me queda claro que afirma tener mala reputación; pero que esta es por “tener roto el corazón” es una licencia que me permito. Tampoco copio literalmente los ecos de las frases impares en las pares, haciendo añadidos para facilitar rima y ritmo. Pese a ello no restan encanto; aunque la perfección técnica se resiente. En la segunda estrofa, por necesidades rítmicas, altero parte del sentido al afirmar que, ante la falta de vino, no tienen miedo de beber su agua (indico que ponen agua en el mantel y que les sabe muy buena). De nuevo pierde encanto; pero la canción mantiene el paso. En la tercera estrofa añado algún matiz al incluir un comentario de sus amigos cargado de ironía. No creo que desentone. En la última estrofa me aparto, ahora sí, de la ironía de Brassens ("Cada vez que me muero") y planteo, con sentido más trascendente, la muerte del poeta. Mantengo, eso sí, la presencia de los amigos en el trance; pero añadiendo el entierro en un jardín (por necesidades de rima y por asociación de imágenes (bosque-naturaleza-flores-amistad). Acabo, por mi cuenta, con la licencia (espero que no parezca demasiado cursi) de plantar “alguna flor (de la amistad) en su corazón enterrado".
En fin, como podéis ver, me he perdido un poco buscando las flores entre tanto bosque. Estas son las que he podido recoger...
(Comentarios del autor)

Es “El bosque de mi corazón”, que es el nombre de la sexta canción de su cuarto álbum aparecido en 1957 y que fue escrita originalmente para la película Porte des Lilas, la primera canción de Brassens inspirada en la amistad. Repite en cada estrofa “[.] Hay amigos en el bosque de mi corazón [.]”. Canta sobre sí mismo, “Soy famoso / por tener un mal corazón [.]” Pero sus amigos lo acompañan fielmente, lo que confirma diciendo: “[.] Me acompañan al ayuntamiento/ [.] Cada vez que me caso [.]”. Y permanecen fieles a él incluso si muere varias veces en una sola vida debido a amores infelices u otras desgracias que pueden suceder a todos, lo que Brassens confirma con las palabras: “[.] cada vez que muero fielmente/ [.] Siguen mi funeral.”. La fuerza de la amistad de Brassens persistió incluso después de su muerte según confirmó su amigo Victor Laville cuando le preguntaron en una entrevista si había perdido a Georges Brassens. Su respuesta nos sorprende al principio, porque dice: “A decir la verdad, no.” Pero inmediatamente, añade aclarando su respuesta: “Debido a que su trabajo sigue allí, su trabajo realmente no ha muerto. Sigue ahí de todos modos.” Después de una breve pausa, Laville finalmente dijo: “Se ha ido, pero no se ha ido."
Vemos, que Brassens no exageró en sus canciones y que podía confiar en sus mejores amigos que lo mantienen en su corazón incluso hoy. “Nunca olvidó a sus amigos principales” -dijo Laville, con emoción, en otra entrevista. Podemos decir que este es el hombre al que Brassens debe su carrera, porque Victor Laville, periodista que escribía sobre las estrellas de la época, presentó Brassens a la cantante Patachou que le permitió cantar frente al público en su bar. Brassens dice de la amistad: “La amistad es más profunda y más fuerte que el amor. Los amores sólidos son precisamente aquellos en los que el hombre y la mujer han logrado hacerse amigos.” Vemos lo importante que era para él la amistad, pero es difícil evaluar la veracidad de estas palabras; las palabras de alguien que era escéptico sobre el amor entre el hombre y la mujer. A pesar de esto, compuso un gran número de canciones sobre este tema. Hablemos de una de sus canciones más populares llamada “Los amigos primero”. Apareció en el octavo álbum en 1964. Escrito para la película “Los amigos primero” se estrena un año más tarde. Es un verdadero himno a la amistad, exalta la amistad en todas sus formas. Esta no es una canción fácil de entender en la primera audición. Todo comienza con el título ambiguo. Cuando lo pronunciamos, no estamos seguros, si su transcripción es “compains d’abord", que significa “d'abord” (primero) o “d’à bord” (a bordo); es decir, a bordo de un barco llamado amistad.
El autor menciona en la canción varios hechos históricos que hacen que el texto no sea muy comprensible para aquellos que no conocen los detalles de la historia; por ejemplo, al principio, canta: “No, no era la balsa / De la Medusa [.] refiriéndose a un naufragio del año 1816 cuando una fragata llamada La Medusa se hundió debido a problemas con los armadores. El autor quiere decir así que esta situación no puede suceder a su barco. La enumeración de los ejemplos continúa, por ejemplo, con la frase “fluctuate nec mergitur", el lema de la ciudad de París, que significa “Es golpeada por las olas, pero no se hunde". Termina la canción diciendo que cada una de los miembros de la banda siempre estuvo ahí para los demás, excepto por una situación que se describe a continuación: “[.] Cuando uno de ellos faltaba a bordo / Era que había muerto [.]” Lo que siguió después de la muerte entre los amigos de los que estamos hablando se puede ver como evidencia de verdadera amistad, porque: “[.] nunca, nunca / su hueco [el del amigo muerto] en el agua se cerró / Cien años más tarde, pillo con suerte! / ¡Faltaba todavía! “
(Comentarios sin datar)

De repente, los temas de Brassens: rebelión, amor feliz e infeliz, presencia de la muerte, piedad de las bestias y de los humildes, etc. se ensanchan con En el bosque de mi corazón. A este universo le faltaba algo; por primera vez, aparecen amigos. Sabíamos que existían. ¡No era posible de otra manera! ¡Ahí están! Salen de las sombras, sólidos, sencillos. Amigos a los que nadie tiene la familiaridad de gritar “¡Hola amigos!” Brassens no los cubre con flores. Pero “Cada vez que muero, fielmente, siguen mi funeral.” Son brutos; pero “Cuando ya no hay más vino en mi barril, no tienen miedo de beber mi agua" que es, sin duda, el apogeo de la dedicación. Siempre con sus guitarras y, curiosamente, cuando cantamos creemos que estamos escuchando órganos. Entras en la amistad y la religión. La amistad es algo tan serio en Brassens que no hablaría de ello a la ligera. Sólo veremos su color con Los Compañeros primero. En el bosque de mi corazón y Los Compañeros primero fueron escritas para las películas de René Clair e Yves Robert. Sin ellos, ¿habría abierto Brassens la puerta a sus últimos arraigos?
(Traducción libre del comentario de René Fallet en su libro “Georges Brassens”)

Au bois de mon cœur (1957) era una de las canciones favoritas de Serge Gainsbourg: "porque era melódicamente soberbia y la idea era muy bella" En dos palabras Gainsbourg lo resumía todo: la belleza de la melodía (que probablemente inspiró la canción de jazz Silver de John Lewis) y la generosidad del tema. Al igual que Les copains d'abord, esta canción sobre la amistad fue escrita para una película, Porte des Lilas. Si no fuera por la oportunidad de estas dos bandas sonoras, ¿tendríamos estas pequeñas obras maestras sobre este camino del amor que en realidad no es amor? (“La amistad es más profunda y sólida que el amor. Los amores sólidos son precisamente aquellos en los que el hombre y la mujer han conseguido ser amigos.” G. Brassens a André Sève). Hay que señalar que, en todas las canciones de Georges sobre la amistad, se habla sobre todo de los amigos. Sin embargo, hay una excepción: en Elégie à un rat de cave, la protagonista será una amiga (Simone, la última esposa de Moustache). Como en todos sus himnos a la amistad, la delicadeza de Brassens revela el refinamiento de una ternura contenida. Au bois de mon cœur es la primera canción inspirada en la amistad. Sin embargo, es la segunda vez que Brassens utiliza la palabra copain. Ya había aparecido en 1952 en Le fossoyeur. Más tarde reaparecerá en Le vieux Léon, Les funérailles d'antan, les copains d'abord, Les quat'z'arts, Le moyenâgeux, Mélanie, L'andropause, Les illusions perdues... Esta canción es una especie de "carte du Tendre" (postal tierna) de la amistad: Clamart, Vincennes, Meudon, Saint-Cloud... (El Bois de Boulogne no se menciona. Es cierto que se distingue de otra manera diferente, no por las pequeñas flores poéticas...) Es para siempre inseparable de una escena inolvidable en Porte des Lilas. Primera toma: una vista de un bistró, de noche, saliendo de la niebla. El segundo plano, magnífico, reúne a los cuatro personajes delante y detrás del mostrador: Juju hace malabares desesperados con una botella de vino que intenta robar de la mirada inquisidora del dueño, la bella María y el artista, que está sentado junto a la estufa cantando Au bois de mon cœur. La hija del jefe mira con una suave admiración. Los cuatro le escuchan en silencio. Al final de la canción, sin mediar palabra, el artista se inclina y se marcha discretamente. Entonces Juju dice: "Es hermoso...". El jefe responde secamente: "¡Pero es triste! " Cuando se estrenó la película, Brassens confió a un periodista de Paris-Presse: "En la música y en el texto, he intentado acercarme lo más posible a la "atmósfera René Clair "Creo que lo he conseguido. Está apenas esbozado, apenas sugerido para que no lastre las imágenes". En efecto, con swing y matices, se describe la esencia de la amistad, es decir, la lealtad. Fidelidad sea cual sea nuestra reputación, sean cuales sean los reveses de la fortuna (“Cuando ya no hay vino en mi barril, no temen beber mi agua...”), fidelidad a pesar de los compañeros que van y vienen al paso del amor (El tiempo, que fortalece las amistades, debilita el amor, decía La Bruyère), fidelidad que permanece, aunque nos toque morir varias veces en el transcurso de una vida. Georges necesitaba una excusa para hablarnos de amistad. Para él, la amistad es como la bondad, se revela con tacto. Su verdadero esplendor reside en su modestia.
(Traducción libre de un comentario en la obra “Brassens” de Jacques Vassal, Albin Michel.)

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