El sombrero de Estrella (artículos)
Comentarios
Esta canción aparece como no datada en los registros realizados de las canciones de Brassens. Esto quiere decir que no la compuso para cantarla él mismo y editarla en alguno de sus discos. Sin embargo, a tenor de todo ello, hay una versión cantada por Brassens de esta deliciosa canción que compuso para Marcel Amont. Aparece en los artículos nuevos y raros del Brassens 2011. Lamentablemente, la grabación es de muy baja calidad técnica.
Marcel Amont era en 1974, el presentador del programa dominical “Tutankhamont”. En 1975, creó su comedia musical “Por qué cantas en Bouffes Parisiens” en París, pero no tuvo éxito. En el declive de su carrera, su amigo Georges Brassens le regaló Le chapeau de Mireille, que se convirtió en un clásico. Brassens en alguna ocasión se lamentó de los pocos textos que no había puesto en su repertorio, para “darlos” a sus amigos. La interpretación no era lo que él quería. “Me los robaron". Dicho eso sin rencor, e incluso con algo de diversión. (Maurice Bousquet, “Última escala en St-Gély-du-Fesc")
La canción “El sombrero de Mireille” no apareció en ningún álbum de Brassens que publicara durante su vida a pesar de que ya estaba escrita en 1957. Usando varias descripciones, el cantante explica cuál de los vientos “de la banda que tiene Eole" es el culpable de sus ¿desgracias? ¡No de sus venturas!, Por lo que, después de una refutación viento a viento, llega a dictar veredicto sobre el culpable y le ofrece una ofrenda de agradecimiento en cada caso: No era “el zephyr", viento del oeste, suave y agradable, ni el “aután", viento tormentoso que viene del mar, sino el “más loco”, el mistral". Gracias a este fuerte viento, un viento provenzal, que puede durar varias semanas, el protagonista de esta canción traba relación con la hermosa Mireille desde el momento en que coge su sombrero que voló a causa de este viento. El autor canta la fuerza del mistral porque este viento ha levantado la falda a Mireille y le permitió descubrir las “maravillas" de sus piernas y, también, porque se convirtió en testigo en el momento en que besó a esta mujer. Y finalmente, cuando perdió a Mireille, fue el viento el que secó sus lágrimas.
“Brassens me regaló una canción”. Marcel Amont y Georges Brassens, fueron cómplices en el escenario y en la vida diaria. ¡Los amigos primero! El propio Marcel nos habla aquí de su agradecimiento a Brassens por apoyarle en una etapa difícil de su vida.
El sombrero de Nueria (“Le chapeau de Mireille", en versión catalana). Miguel Pujadó realizó una versión de esta canción, creo que en catalán. Comenta en su web que es una canción que Brassens regaló al cantante bearnés Marcel Amont, buen amigo suyo, que la grabó en 1975.Marcel, con quien formó parte hace unos años del jurado del Prix Brassens en el Théâtre Molière de Sete. Es. Por cierto, el autor de aquel tema que Luis Aguilé cantaba en versión castellana: “Es una lata / el trabajar ..."
Marcel Amont era en 1974, el presentador del programa dominical “Tutankhamont”. En 1975, creó su comedia musical “Por qué cantas en Bouffes Parisiens” en París, pero no tuvo éxito. En el declive de su carrera, su amigo Georges Brassens le regaló Le chapeau de Mireille, que se convirtió en un clásico. Brassens en alguna ocasión se lamentó de los pocos textos que no había puesto en su repertorio, para “darlos” a sus amigos. La interpretación no era lo que él quería. “Me los robaron". Dicho eso sin rencor, e incluso con algo de diversión. (Maurice Bousquet, “Última escala en St-Gély-du-Fesc")
La canción “El sombrero de Mireille” no apareció en ningún álbum de Brassens que publicara durante su vida a pesar de que ya estaba escrita en 1957. Usando varias descripciones, el cantante explica cuál de los vientos “de la banda que tiene Eole" es el culpable de sus ¿desgracias? ¡No de sus venturas!, Por lo que, después de una refutación viento a viento, llega a dictar veredicto sobre el culpable y le ofrece una ofrenda de agradecimiento en cada caso: No era “el zephyr", viento del oeste, suave y agradable, ni el “aután", viento tormentoso que viene del mar, sino el “más loco”, el mistral". Gracias a este fuerte viento, un viento provenzal, que puede durar varias semanas, el protagonista de esta canción traba relación con la hermosa Mireille desde el momento en que coge su sombrero que voló a causa de este viento. El autor canta la fuerza del mistral porque este viento ha levantado la falda a Mireille y le permitió descubrir las “maravillas" de sus piernas y, también, porque se convirtió en testigo en el momento en que besó a esta mujer. Y finalmente, cuando perdió a Mireille, fue el viento el que secó sus lágrimas.
(Comentarios del autor)
“Brassens me regaló una canción”. Marcel Amont y Georges Brassens, fueron cómplices en el escenario y en la vida diaria. ¡Los amigos primero! El propio Marcel nos habla aquí de su agradecimiento a Brassens por apoyarle en una etapa difícil de su vida.
“En 1975, Georges Brassens, mi amigo desde hacía veinte años, decidió regalarme "Le chapeau de Mireille", que acababa de componer. Fue una prueba de amistad muy bonita. Por entonces no estaba en la cima de mi fama, ni mucho menos. Mis éxitos, "Bleu, blanc, blond" y "Le Mexicain", habían quedado atrás. Afortunadamente, gracias a mis giras por todo el mundo, seguía ganándome muy bien la vida; pero jóvenes cantantes de talento, como Michel Delpech, Joe Dassin o Dave, eran en ese momento las estrellas en las ondas. Entonces es precisamente a mí a quien Coquatrix busca en ese momento para dar un espectáculo en el Olympia. Quiere dar un golpe de efecto con una revista de bajo coste, ya que el legendario local se encuentra en dificultades financieras. Aproveché la oportunidad y preparé un espectáculo con bailarines y cantantes. Gracias al boca a boca, la sala se llenó durante cinco semanas. Sin embargo, las compañías discográficas apenas me llamaban y las emisoras de radio siguieron ignorándome. Por suerte, en 1971, "L'amour, ça fait passer le temps" fue un éxito y me dio una nueva oportunidad: un millón de discos vendidos. Pero sentía la espada de Damocles pendiendo sobre mi cabeza. Pasaba por un momento difícil. Mi vida privada era tan poco brillante como mi carrera: sufrí un desamor que me rompió el corazón. Y entonces, justo cuando mi corazón estaba a media asta; no se me ocurre mejor remedio que refugiarme en mi amigo Georges Brassens, siete años mayor que yo, hijo de un albañil, anarquista y poeta de gran corazón. Éramos amigos desde hacía casi veinte años. Nos conocimos en 1952, entre los bastidores del Villa d'Este, un cabaret de los Campos Elíseos, donde ambos actuábamos. En aquella época, yo era cantante de variedades y Georges, el exitoso cantante de Patachou, empezaba a hacerse un nombre como intérprete. Sus canciones subidas de tono y poéticas me fascinaban por su audacia. Mi admiración por él se convirtió rápidamente en amistad. Sí, a veces me aborda con un "Tú, que eres cantante de bodas y banquetes mejorados y eres mejor de lo que cantas"; pero sé que aprecia mis elecciones y mis interpretaciones. Me defino como un "cantante-bailarín de cuerda" habitado por el espíritu de “la commedia dell'arte”. Georges es, ante todo, un autor. Trabaja meticulosamente en sus textos, pasando horas para asegurarse de que el principio sea tan pegadizo y contundente como el final. Juntos, rehacemos el mundo porque, en contra de las apariencias, Georges es voluble en su vida privada. Por eso, cuando en 1975, desplomado en su sofá, le escucho cantar sus canciones para su recital en Bobino, soy todo oídos. Con su guitarra colgada al hombro y su pipa en la boca, cantó "Le chapeau de Mireille". Me emocionó tanto la letra como la melodía y le pedí que la volviera a cantar. "¿Te gusta? "me preguntó. En broma, le digo con acento bearnes que me gustaría cantarla los domingos. "Es tuya", responde con una sonrisa. No puedo creerlo. Estoy de capa caída y esta generosidad me llega directamente al corazón. Brassens, adorado por el público, alabado por la prensa, acaba de hacerme un regalo impagable. "France-Soir" la publica en su portada. Por mi parte, aprendo a dominar el ritmo de la letra, que debe cantarse a un ritmo rápido. Georges me aconseja que no recoja el aliento hasta que haya terminado las cuatro primeras líneas.
Hoy, nadie ignora que sus canciones no son tan fáciles de interpretar. Puedo dar fe de ello: a veces he tropezado con las palabras en directo. Gracias a "Le Chapeau de Mireille" Maritie y Gilbert Carpentier, Michel Drucker y Pierre Tchernia nos invitaron a ambos. Georges nunca se pone por delante, al contrario, ¡incluso declara en el plató de Carpentier que yo canto "Le chapeau de Mireille" mejor que él! Sin embargo, las radios no lo reproducen. Qué pena. Esta canción está en todos mis recitales. Le tengo mucho apego, porque sigue siendo del agrado de mi público, pero también y sobre todo porque encarna nuestra complicidad, y una amistad que nunca se apagó hasta el final de su vida.
(Paris Match | Publicado el 16/05/2013. Marcel Amont Entrevistado por Karine Grunebaum.)
El sombrero de Nueria (“Le chapeau de Mireille", en versión catalana). Miguel Pujadó realizó una versión de esta canción, creo que en catalán. Comenta en su web que es una canción que Brassens regaló al cantante bearnés Marcel Amont, buen amigo suyo, que la grabó en 1975.Marcel, con quien formó parte hace unos años del jurado del Prix Brassens en el Théâtre Molière de Sete. Es. Por cierto, el autor de aquel tema que Luis Aguilé cantaba en versión castellana: “Es una lata / el trabajar ..."
(Comentario de Miguel Pujadó)
Comentarios
Publicar un comentario