El mesón (artículos)

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Lejos de los bares donde se sirven perritos calientes, mientras se escucha la gramola, aquí, "en un rincón podrido” del pobre París: “Le Bistrot”. Ahí es donde el viejo León vino a tocar. Donde el marido de La chica de cien centavos, vino a brindar por el nuevo Beaujolais (un tipo de vino). Todo un París está ahí, el de Jacques Prévert y los fotógrafos en el Robert Doisneau. Un París que pronto será borrado del mapa de París. Ese es el ambiente que rodea esta belleza cortejada por sus clientes no recomendables. El Bistrot es un ambiente, y el Sétois Brassens ha sido capaz de devolvernos de la ciudad a la Z, desde la brillantez del zinc hasta la de las gafas, lo inimitable del café parisino antes de la época del plástico.
(Palabras de Bernard en su blog: "Musique, piafs et billets d'humeur")

Muchos interpretaron Le bistrot (1960) como una celebración de bares, bodegones y tabernas. ¿El borracho que se tambaleaba en El vino fue uno de los mejores clientes de este establecimiento? ¿Había abusado de aquel vino peleón, el pequeño azul? Es cierto que las dos canciones (Le vin, 1957, Le bistrot, 1960) son del mismo linaje y se pueden cantar una a continuación de la otra. Le bistró es, según René Fallet, una canción atmosférica. Un París pobre querido por Jacques Prévert, Robert Doisneau, Marcel Carné y… René Fallet. Este bistró nos remite a la imagen de otros "rincones podridos": casuchas, tugurios insólitos que habitan La Corte de los Milagros del universo brasseniano. No estamos muy lejos del Impasse de Florimont. Ni siquiera de la Porte des Lilas. Encontramos en la película, al igual que en la canción, el mismo ambiente y casi los mismos personajes: el dueño (que ciertamente no es repugnante sino más bien desagradable), el mostrador, la sospechosa clientela y la belleza del lugar, María, interpretada por el inolvidable Dany Carrel… Nótese que en la película no es la esposa del dueño sino su hija. Algunos biógrafos han pensado que la historia es solo un argumento para describir el pintoresco ambiente de un popular café de París. ¿Y si, por el contrario, el tema real de la canción fuera la historia de amor? ¿Algún tipo de versión endulzada de La Bella y la Bestia? No olvidemos que Le bistrot tuvo como primer título "El gran asqueroso". Esta chica está enamorada de un marido que ciertamente no tiene el encanto, la elegancia y la nobleza de un príncipe azul ni la belleza de un joven primero y menos aún la distinción de un dandy. ¡Qué le importa a él : ella lo ama! El amor le dio brillo a la peor de las desventajas... ¿Quién puede entenderlo? Seguramente no los bebedores, los habituales de zinc, todos cabizbajos, arrepentidos y hasta rebeldes porque:
Estos exquisitos tesoros
¿quién los besa, quién
los abraza?
Todo para ese gordo
asqueroso.

La respuesta está ahí, todos los días frente a sus ojos. Es injusto y loco lamentarse por estos leales clientes, enamorados de esta hermosa hada que ha transformado - ¡es el privilegio de las hadas! - una choza en un palacio, un inquilino repugnante en un amado tan celoso.
Hay ciervas que reemplazan sus hermosos ciervos por jabalíes… Nada que ver con la niña que se vende a un acaudalado Papá Noel. Esta mujer no es doña Sabina que se deja comprar por una joya ... Sin embargo, sus encantos « de arriba abajo, bien en su sitio », le permitirían ser secuestrada por un adinerado conde de Saldaña. Tampoco es la pobre Aurélie, la mujer del panadero de Pagnol, no se adueña de los campos cuando llega el primer petimetre. No, ama el lugar donde está, que transforma como le place, ama al hombre con el que está, porque sabe amar más allá de las apariencias... Ay, no todos tienen tanta suerte. Este java jubiloso merece ser redescubierto por el público en general. Hay una imagen de antaño, la de esos viejos bistros donde se juntaban las soledades, cuando la indiferencia aún no se había instalado en el corazón de las ciudades. La imagen atemporal del amor como siempre debe parecernos: libre de moralidad, lógica y miedo a los hombres.
(Extracto de la página «Amigos de Brassens» en traducción libre)

Le bistro es la descripción poco favorecedora de un lugar de reunión favorito de G. Brassens. Conocemos el nombre y la ubicación del bistró que Brassens describe en esta canción. Se llama " ux Sportifs Réunis" y está situado frente al actual "parc Georges Brassens" (París 15e). Era propiedad de Yanek (Jean) Walczak que originalmente fue minero y se dedicó al boxeo en su juventud. Durante la Ocupación, ganó el título de campeón amateur de peso ligero. Se convirtió en boxeador profesional en 1947 y la cima de su logro fue ganar el campeonato de peso welter de Francia. Después de que Robinson lo noqueara en junio de 1951, Walczak se retiró del ring y abrió su restaurante en París. Era un lugar donde podía reunirse con sus amigos de la zona. El bistrot era frecuentado por personalidades famosas, como Edith Piaf y Georges Brassens, que vivían cerca de este barrio pasado de moda. Su hijo cuenta que su padre era un anfitrión muy querido, que siempre disfrutaba de una buena risa. Se dice que Brassens ya no fue bienvenido en " Aux Sportifs Réunis" después de publicar "Le bistrot" en 1960 ; pero esa es quizás la conclusión natural que cualquiera podría sacar después de escuchar la canción. Sin embargo, esto puede no ser cierto.
Una fotografía posterior muestra a Brassens y Walczac sentados felices juntos en el restaurante de Pierre Vedel. Walczack está sentado a la derecha de Brassens. A pesar de los insultos de este último, puede parecer que el rostro del ex boxeador está bastante presentable y no tiene demasiado sobrepeso. Probablemente la canción hubiera sido aceptable en su grupo, ya que fue reconocida como una exageración masiva con la intención de provocar, pero no demasiado seriamente ; algo con lo que Brassens disfrutaba.
(Comentarios del blog de David Yendley, traducidos libremente)

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