Venus Callypige (artículos)
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El tema pertenece al disco Les Copains d'abord (1964). Asombra como Brassens inventa una hermosa canción con temas potencialmente escabrosos (El blasón, Venus Callipyge, La princesa y el rascatripas, Papá Noel y la peqeña niña...). La evocación del cuerpo femenino es una de sus elecciones para las canciones: Brassens está interesado en los senos en "Brave Margot" o “Malvada con pechos bonitos”. En "La zurra" y "Venus Callygipe", rinde homenaje a las nalgas (el culo) en otra fiesta carnal. Finalmente, con "El blasón" llega a evocar, sin nombrarlo, a la parte más íntima de la mujer y se entristece cuando se compara a las damas diciendo que "esta pieza reina de su anatomía lleva el mismo nombre que expresiones populares despectivas ". Él lo considera, por supuesto, una "estafa".
El video que acompaña la adaptación recoge imágenes publicadas en la red intentando que tengan una relación directa con el texto. Es un trabajo pesado y minucioso por la falta de materiales de que dispongo, pero a veces se alcanzan resultados muy satisfactorios. He intentado primar la delicadeza y la belleza (la red está llena de imágenes pornográficas, de mal gusto e incluso desagradables cuando aplicas esta palabra de búsqueda). Como he comentado otras veces, en ocasiones lleva más tiempo elaborar la parte audiovisual que la propia adaptación. Existe en YouTube alguna versión con imágenes interesantes que podría haber utilizado, pero no son de buena calidad. La música (en formato MIDI, pues no tengo otra) mejora mucho interpretándola con el programa MuseScore. Tiene mejores sintetizadores que mi programa habitual (VanBascos) pese a haberme descargado muchos instrumentos virtuales.
Con su Venus Callipyge, Brassens se une a los antiguos griegos en la alabanza de un trasero bien redondeado. Esta canción se inspira en la famosa escultura antigua, la Venus Kallipygos, que se encuentra en el Museo Real de Nápoles. Se trata de una estatuilla de mármol de algo menos de 15 centímetros de altura. Se encontró en Roma, pero pasó a ser propiedad del rey de Nápoles. El culto a esta Venus estaba muy extendido en la antigua Grecia y luego se extendió a Italia. La palabra Kallipygos está formada por un adjetivo, Κάλλος, que significa hermoso y un sustantivo πυγὴ, que significa culo. Sin duda, por razones de modestia, esta antigua obra de arte se cataloga siempre utilizando el título griego (Callipyge). Brassens, sin embargo, no padece ninguna de estas reticencias. Deja absolutamente clara la parte de la anatomía que está glorificando. Menciona esta preferencia estética también en algunos de sus otros temas.
Entre las fábulas de La Fontaine se encuentra una con mismo título. Es posible que de ahí surgiera la idea de esta canción. Al fin y al cabo, Brassens demuestra haber leído con atención a La Fontaine y realiza referencias notables a su obra ("El Grand Roble", refiriéndose a la fábula de "El roble y la caña", por ejemplo). Veamos su traducción versificada:
Fábula de La Fontine (Cuentos libertinos)
"Los escudos de armas del cuerpo femenino" ("que es tan tierno", dijo Villon) constituían durante los siglos XV y XVII una parte importante de la producción poética. "Estas composiciones -aseguran los diccionarios- eran un campo abierto a la malicia de los poetas." La Venus De Callipyge, donde la malicia ciertamente no falta, se une al mismo arte del escudo de armas. Este homenaje al duque de Burdeos se alegrará de lo que queda de la Galia en esta Galia. "En un momento en que los culos postizos son mayoría, gloria al que dice toda la verdad.”
«Vuestra espalda pierde su nombre con tanta gracia, que no puedo por menos que darle la razón», cantó Georges Brassens a una dama. Como Brassens era de Sète, la dama cuya cara B le sedujo hasta ese punto, era casi con seguridad una venus mediterránea de proporciones más o menos calcadas a las de la Afrodita Callipygos (Afrodita de Bellas Nalgas).Los culos femeninos vuelven a estar de moda, después de una larga temporada de eclipse. Recuerdo que hace bastantes años un conocido con ínfulas de discípulo del profesor Freud criticó delante de mí el gusto de Brassens por las redondeces y sugirió una homosexualidad reprimida como su causa más probable. No di crédito a mis oídos. Yo mismo siento una afición considerable por los traseros femeninos, pero de un orden estético llamémoslo “alto”, es decir, no contaminado por esa connotación mercantilista según la cual el culo no pasa de ser un vehículo de comercio sexual por el que se da y se toma. Desde aquel momento empecé a sospechar del amor a las mujeres de mi interlocutor, por aquel viejo dicho de que “qui s’excuse, s’accuse”. Los culos femeninos vuelven a estar de moda; ¡pero, ay! como excrecencias musculadas a lo Kardashian. No siento mayor devoción por ellos. Me atrevo a sostener que no son capaces de inspirar ninguna canción como la “Venus Calipigia” de Georges Brassens. En tiempos marcados por la reivindicación de la igualdad de género, sería un error terrible confundir igualdad con uniformidad; como lo sería, en tiempos de abuso del fitness, proclamar la equivalencia universal de los culos. No. Los hay moldeados de una manera magistral, y también de otras maneras muy distintas. Cedo de nuevo la palabra a Brassens, en la canción citada: «El duque de Burdeos pasea con la cabeza baja porque se parece al mío como dos gotas de agua. Si se pareciera al vuestro, la gente diría al verle pasar: “¡Guapo muchacho, el duque de Burdeos!”»
El video que acompaña la adaptación recoge imágenes publicadas en la red intentando que tengan una relación directa con el texto. Es un trabajo pesado y minucioso por la falta de materiales de que dispongo, pero a veces se alcanzan resultados muy satisfactorios. He intentado primar la delicadeza y la belleza (la red está llena de imágenes pornográficas, de mal gusto e incluso desagradables cuando aplicas esta palabra de búsqueda). Como he comentado otras veces, en ocasiones lleva más tiempo elaborar la parte audiovisual que la propia adaptación. Existe en YouTube alguna versión con imágenes interesantes que podría haber utilizado, pero no son de buena calidad. La música (en formato MIDI, pues no tengo otra) mejora mucho interpretándola con el programa MuseScore. Tiene mejores sintetizadores que mi programa habitual (VanBascos) pese a haberme descargado muchos instrumentos virtuales.
(Comentarios del autor)
Con su Venus Callipyge, Brassens se une a los antiguos griegos en la alabanza de un trasero bien redondeado. Esta canción se inspira en la famosa escultura antigua, la Venus Kallipygos, que se encuentra en el Museo Real de Nápoles. Se trata de una estatuilla de mármol de algo menos de 15 centímetros de altura. Se encontró en Roma, pero pasó a ser propiedad del rey de Nápoles. El culto a esta Venus estaba muy extendido en la antigua Grecia y luego se extendió a Italia. La palabra Kallipygos está formada por un adjetivo, Κάλλος, que significa hermoso y un sustantivo πυγὴ, que significa culo. Sin duda, por razones de modestia, esta antigua obra de arte se cataloga siempre utilizando el título griego (Callipyge). Brassens, sin embargo, no padece ninguna de estas reticencias. Deja absolutamente clara la parte de la anatomía que está glorificando. Menciona esta preferencia estética también en algunos de sus otros temas.
(Comentarios de David Yendley en su blog, en traducción libre)
Entre las fábulas de La Fontaine se encuentra una con mismo título. Es posible que de ahí surgiera la idea de esta canción. Al fin y al cabo, Brassens demuestra haber leído con atención a La Fontaine y realiza referencias notables a su obra ("El Grand Roble", refiriéndose a la fábula de "El roble y la caña", por ejemplo). Veamos su traducción versificada:
Fábula de La Fontine (Cuentos libertinos)
Hubo en la Grecia dos siracusanas,
que tenían un trasero portentoso;
Y, por saber cuál de las hermanas
lo tenía más gentil, duro y carnoso,
desnudas se mostraron a un perito
que, después de palpar con dulce apremio,
ofreció a la mayor su mano, en premio.
Tomó su hermano el no menos bonito
de la menor; alegres se casaron,
y, tras más de una grata peripecia,
en honor de las dos, un templo alzaron
con el nombre de: «Venus, nalga recia».
No sé qué intención hubiera sido,
mas fuera aqueste el templo de la Grecia
al que más devoción habría tenido.
(Fuente no datada)
"Los escudos de armas del cuerpo femenino" ("que es tan tierno", dijo Villon) constituían durante los siglos XV y XVII una parte importante de la producción poética. "Estas composiciones -aseguran los diccionarios- eran un campo abierto a la malicia de los poetas." La Venus De Callipyge, donde la malicia ciertamente no falta, se une al mismo arte del escudo de armas. Este homenaje al duque de Burdeos se alegrará de lo que queda de la Galia en esta Galia. "En un momento en que los culos postizos son mayoría, gloria al que dice toda la verdad.”
(Extracto del libro de René Fallet: George Brassens, en traducción libre)
«Vuestra espalda pierde su nombre con tanta gracia, que no puedo por menos que darle la razón», cantó Georges Brassens a una dama. Como Brassens era de Sète, la dama cuya cara B le sedujo hasta ese punto, era casi con seguridad una venus mediterránea de proporciones más o menos calcadas a las de la Afrodita Callipygos (Afrodita de Bellas Nalgas).Los culos femeninos vuelven a estar de moda, después de una larga temporada de eclipse. Recuerdo que hace bastantes años un conocido con ínfulas de discípulo del profesor Freud criticó delante de mí el gusto de Brassens por las redondeces y sugirió una homosexualidad reprimida como su causa más probable. No di crédito a mis oídos. Yo mismo siento una afición considerable por los traseros femeninos, pero de un orden estético llamémoslo “alto”, es decir, no contaminado por esa connotación mercantilista según la cual el culo no pasa de ser un vehículo de comercio sexual por el que se da y se toma. Desde aquel momento empecé a sospechar del amor a las mujeres de mi interlocutor, por aquel viejo dicho de que “qui s’excuse, s’accuse”. Los culos femeninos vuelven a estar de moda; ¡pero, ay! como excrecencias musculadas a lo Kardashian. No siento mayor devoción por ellos. Me atrevo a sostener que no son capaces de inspirar ninguna canción como la “Venus Calipigia” de Georges Brassens. En tiempos marcados por la reivindicación de la igualdad de género, sería un error terrible confundir igualdad con uniformidad; como lo sería, en tiempos de abuso del fitness, proclamar la equivalencia universal de los culos. No. Los hay moldeados de una manera magistral, y también de otras maneras muy distintas. Cedo de nuevo la palabra a Brassens, en la canción citada: «El duque de Burdeos pasea con la cabeza baja porque se parece al mío como dos gotas de agua. Si se pareciera al vuestro, la gente diría al verle pasar: “¡Guapo muchacho, el duque de Burdeos!”»
(Del blog vamosapollas.blogspot.com)
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