Tormenta en el agua bendita (artículos)

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En la canción “Tempestad en la pila de agua bendita” de su duodécimo álbum, se menciona a Sète en las últimas líneas: " […] Y sus virtudes flaquean / A Lourdes, Sète o Parma / Como en Quimper […] / El presbiterio sin latín/ ha perdido su encanto". Como el autor repite varias veces en la canción "sin latín" y la canción fue escrita en 1976, es más que seguro que habla de la reforma de la Iglesia Católica cuando el latín utilizado durante las Misas fue reemplazado en 1965 por francés u otras lenguas oficiales dependiendo del país. Fue un gran paso para los creyentes, pero Brassens, por supuesto, pertenecía a otro grupo de personas opositoras, aquellas que no estaban de acuerdo con este acontecimiento porque canta que "los obispos, los arzobispos no saben lo que están perdiendo: sin latín, la misa no tiene más misterio mágico". En la canción, el cantante se refiere a los representantes de la Iglesia con palabras difamatorias como: "Dile a estos putos/monjes que nos molestan/ sin latín se degrada el valor de los símbolos cristianos: el vino del cáliz sagrado/ se convierte en agua de budín"  Además, utiliza el nombre “O très Sainte Marie mèr’ de Dieu” (Oh, santa María madre de Dios) lo que puede parecernos normal cuando miramos el texto, pero cuando escuchamos la canción, el cantante acentúa las sílabas de tal manera que en lugar de las palabras "madre de Dios", aparece la palabra grosera "merde" (mierda). Al mismo tiempo, el culto mariano le viene a su memoria desde la infancia.

 En cuanto a la lista de ciudades francesas mencionadas en la canción, la entendemos como los lugares que se encuentran en todos los puntos cardinales de La ciudad. Así, Sète es el punto de partida para Brassens, Parma, ciudad italiana, está al oeste, Lourdes al este y Quimper al norte, es decir: en todas partes de Francia, la gente está influenciada y según la canción, insatisfecha con la transformación del lenguaje de las Misas.

 Habla, Agustín García Calvo en su libro "19 canciones de Brassens" de la vena anticlerical del Brassens (apunta que esta se manifiesta claramente en "Le mécréant" aunque también se encuentran trazos en muchas otras, aunque con una excepción al absolver al cura bueno de "La mese au pendu").

 Pasece que Brassens aprovechó un amago de cisma que, por aquellos años, agitó la Iglesia francesa a propósito de la oposición de un mitrado francés a las reformas del papado haciendo bandera de la defensa del uso del latín en las misas.

El cantante toma el uso litúrgico de esta lengua clásica poniéndose en el lado de los defensores de la tradición y ensalzando las razones más pertinentes para evidenciar la mala táctica que es el abandono del latín para los intereses de la Iglesia y las ensalza con la deliciosa cantinela del estribillo que remata haciendo referencia a la Virgen para que interceda y haga entrar en razón al clero descarriado. Lo más gracioso es que esta defensa burlesca, se sustenta en algo mucho más serio: efectivamente el abandono del latín supuso un mal negocio para esta institución que ha visto como se desertifican sus locales y sus ministerios.

Brassens comienza la canción con una imagen muy clerical sobre la pila bautismal y el agua bendita ("Tempéte dans un bénitier") parodiándola con la expresión popular "tempéte dans un verre d'eau" (tempestad en un vaso de agua), que reconoce lo parroquial de la disputa.

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