Se me fue el santo al cielo (artículos)
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"Je suis un voyou" (“Soy un mal nacido” en la versión de Miquel Pujadó) es un tema que forma parte del 3º álbum de 25 cm de Brassens (1955). Se convirtió en un tema muy popular, pero quizás no tanto como "Une jolie fleur", "Chanson pour l'Auvergnat", "La première fille" y "Putain de toi".
Compara Agustín García Calvo en su libro esta canción con otras (como "Les sabots d'Hélêne", "Le parapluie", "Como une soeur") en donde se cuenta un breve amor pasajero. Nos presenta aquí a una figura deleitosa de muchacha cuyo encanto está redoblado por la implicación de la iglesia y el pecado en la aventura y el juego de las dos creencias en la beatilla. En todo caso, en los versos introductorios, Brassens proclama la fidelidad del recuerdo eterno.
El personaje de la canción es "un voyou" (algo entre canalla y golfo dejado de la mano de Dios, que no tiene traducción clara en nuestro idioma y en el texto se reemplaza por "un condenado"). Igualmente, la locución del arranque "J'ai perdu la tramontane" (que significaría algo así como "perdí el rumbo" la traduce Agustín por nuestro castizo "se me fue el santo al cielo", añadiendo así otra resonancia religiosa más a las múltiples de la canción.
En esta canción Brassens nos recuerda a un niño grande. En "Je suis un voyou" esta especie de Margot se enfrenta a un amante insoportable y seguro de sí mismo: "Pero ella me dejó hacerlo, las chicas son así"; entonces aparecen sus desafíos a un Buen Dios que no quiere escuchar nada sobre el amor. Soy un malnacido, es la alegría de vivir y hacer el amor. Como siempre con Brassens, aparece el regocijo. Aquí, es un marido pintado en dos palabras: intolerante triste. Sobre este tema, una anécdota: Un norteafricano le dijo a Brassens: "¿Por qué eres racista, señor Brassens?" - "racista?" - "Sí: triste moro". ¿Y quién no lo sabe? – Hubo un largo período sin dinero en efectivo en la vida de Brassens. En sus primeros días en Patachou's, la señora del camerino le pidió su abrigo... Brassens exclamó: "¿Mi abrigo? ¡pero si no tengo ninguno! ¡Ella pensaba que soy un burgués!”
Compara Agustín García Calvo en su libro esta canción con otras (como "Les sabots d'Hélêne", "Le parapluie", "Como une soeur") en donde se cuenta un breve amor pasajero. Nos presenta aquí a una figura deleitosa de muchacha cuyo encanto está redoblado por la implicación de la iglesia y el pecado en la aventura y el juego de las dos creencias en la beatilla. En todo caso, en los versos introductorios, Brassens proclama la fidelidad del recuerdo eterno.
El personaje de la canción es "un voyou" (algo entre canalla y golfo dejado de la mano de Dios, que no tiene traducción clara en nuestro idioma y en el texto se reemplaza por "un condenado"). Igualmente, la locución del arranque "J'ai perdu la tramontane" (que significaría algo así como "perdí el rumbo" la traduce Agustín por nuestro castizo "se me fue el santo al cielo", añadiendo así otra resonancia religiosa más a las múltiples de la canción.
En esta canción Brassens nos recuerda a un niño grande. En "Je suis un voyou" esta especie de Margot se enfrenta a un amante insoportable y seguro de sí mismo: "Pero ella me dejó hacerlo, las chicas son así"; entonces aparecen sus desafíos a un Buen Dios que no quiere escuchar nada sobre el amor. Soy un malnacido, es la alegría de vivir y hacer el amor. Como siempre con Brassens, aparece el regocijo. Aquí, es un marido pintado en dos palabras: intolerante triste. Sobre este tema, una anécdota: Un norteafricano le dijo a Brassens: "¿Por qué eres racista, señor Brassens?" - "racista?" - "Sí: triste moro". ¿Y quién no lo sabe? – Hubo un largo período sin dinero en efectivo en la vida de Brassens. En sus primeros días en Patachou's, la señora del camerino le pidió su abrigo... Brassens exclamó: "¿Mi abrigo? ¡pero si no tengo ninguno! ¡Ella pensaba que soy un burgués!”
("19 canciones de Brassens", por Agustín Gª Calvo)
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