P... de ti (artículos)

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Esta canción pertenece a una larga serie de temas dedicados a amores más o menos desgraciados que se cuentan y se cantan después de su fin. ("Je suis un voyou", "Marinette", "Une jolie fleur" "Je me suis fait tout petit", "L'orage", "Si le bon Dieu l'avait voulu", "Le 22 Septembre", "Cupindon s'en fout", "Les ricochets").

Estas historias se tratan combinando la pena con el humor (mezclando añoranza, despecho, desprecio o maledicencia) según el carácter del personaje con el que Brassens se identifica cuando lo cuenta en primera persona.

En esta ocasión es una especie de bohemio solitario, netamente demodé y un tanto misántropo; al que el amor le llega en forma de gata y se comporta tal como los hombres se imaginan que se comportan las gatas.

Traducir "Putain de toi" como "puta de ti" no es del todo exacto (podría proponerse "so puta", por ejemplo) pero resulta efectivo y aceptable.

Esta canción remite a los años duros de Brassens, cuando vivía -con Jeanne y Marcel- escondido en el número 9 del pasaje Florimont, sin recursos y con unas ganas tremendas de ser escritor. “Tenía veinte años, (pero entonces) veinte años de condena”

La de ojos color de pistacho es Josette, una hermosa muchacha con la que mantuvo una turbulenta relación y de la que ya hemos hablado en Le mauvais sujet repent. En Une jolie fleur, Brassens vuelve a referirse a sus relaciones con esta joven.

Respecto a la traducción, afirma Horacio Cerván, lo más difícil ha sido el estribillo (y el título). Para que se pueda cantar fácilmente, he calcado la construcción francesa (“putain de toi”), que no se dice en castellano, pero así se mantiene el juego con la otra frase del estribillo (“pobre de mí”).

(Comentarios propios o sin datar) 


La palabra "puta" no se utiliza aquí en el sentido "profesional". Sólo sirve de insulto benigno, tierno, se podría decir. De hecho, como su título no indica, “Puta de ti” es una canción de amor, una historia de amor más bien. Un hombre vive en la luna, siembra violetas, canta por nada y tiende la mano a los gatos perdidos. "Una noche lluviosa alguien rasca en mi puerta, me apresuro a abrir y ¡un gato nuevo!" Todo un retrato de Leautaud. Entre una doncella que, por cierto, parece un gato, y tiene gracia felina: aparece el amor. Y luego el amor desaparece -rara vez dura mucho en las canciones de los poetas- incluso va a la cama de un carnicero. Pero sí permanece detrás de “los cuernos, -uno siente que sigue siendo el preferido- de sus canciones, sus flores y sus gatos".

René Fallet (Georges Brassens)

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