Malvada con pecho sensual (artículos)
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Malvada con pecho sensual (Mechante avec de Jolis Seins) es una de las canciones póstumas de Brassens publicadas e interpretadas por Jean Bertola en 1982 en el álbum “Les dernières chansons inédites de Georges Brassens ", que incluye 17 temas inéditos del autor. De nuevo aparece aquí la fascinación de Brassens por el cuerpo femenino, la rendida sinceridad con que alaba aspectos muy destacados de su anatomía y la relación con los amores tóxicos con las bellas damas... Se trata de una bonita canción de la que fue necesario adaptar estructura y contenido (lo menos posible) para poder fabricar una letra que pueda ser cantada en nuestro idioma. A falta de un pulido final, el resultado no está mal. Con el permiso de Brassens.
La dama despiadada medieval, está representada en esta canción. En ella se hace el breve retrato de una dama, tal y como lo exige el código del amor cortes. La canción de Brassens sobrepasa los límites de la estricta mención del color del cabello y la palidez de la cara, para dibujar otro tipo de encantos femeninos, siempre descritos con un extremo pudor. La “dama” del trovador es perversa (dame sans merci), y esconde bajo sus encantos una “piel de lobo». El término “señora” recuerda la denominación provenzal “senhor”, que recogía las dos acepciones: la de “mujer” y la de “señor feudal”. El poema está dedicado a la señora amada, a la que el poeta le reconoce superioridad. El pacto de vasallaje a través del cual se expresaba el amor, implicaba que la dama tenía el deber de corresponder a los servicios de su enamorado, y este podía exigírselos o incluso renunciar a su amor, aunque en general la sumisión era total e inmutable por encima de todos los avatares, e incluso la muerte.
El joven sufre de mal de amores, quejándose de malquerencia y del desprecio de su dama. La expresión tiene un evidente matiz peyorativo, cuando se censura la actitud de la mujer “de rouler d'aussi noirs desseins: Se peut-il qu'on soit si mechante avec de jolis seins?”
Las normas del código amoroso prohibían desvelar la personalidad de la mujer amada. El amante oculta su nombre, asediado por una legión de curiosos impertinentes. Venus es la divinidad que suplanta a la mujer en la mayoría de las canciones de Brassens. El poeta interpela a la dama pidiéndole una muestra de su amor, aunque sus palabras no superan nunca el tono lastimoso de quien nada espera conseguir. La dama también está predestinada y su reacción es normalmente la indiferencia. Hay que tener en cuenta que este tipo de relación, puramente verbal, se desarrollaba en la lírica medieval en el plano del deseo y no en el de la realidad, formando parte de un código estrictamente formal.
El modelo exigía que el poeta se quejase de la desigualdad del sentimiento, que normalmente iba acompañado de una desigualdad social. La dama no podía ni debía compartir la pasión del poeta. Solicita el enamorado que la dama, consciente de su querer, no lo aparte de su presencia, e implora compasión. Vencido o conformado, el poeta decide retirarse a un convento. Triste desenlace para la última etapa de su vida, que no despierta la mínima expresión de piedad en el corazón de la amada, “detruit, aneanti comme Carthage», se resigna a esperar sus últimos días.
El tono se aproxima a veces al de la parodia del código amoroso. Georges Brassens se burla con elegancia del desinterés de la dama cuando canta “Je me fusse permis un madrigal, pas davantage”. Brassens hace la inversión del tópico cortes cuando pone en boca del poeta palabras como “vous gachez le metier de belle” dirigidas a su dama, faltando al respeto de las normas de cortesía, ya que el enamorado debe aceptar su rechazo. En el mundo medieval, la mujer que fuese demasiado complaciente podía perder su reputación. Una mujer que se preciara no podía tener oficio de “belle”, en el sentido de otorgar recompensa amorosa. Más irónica aún, puede ser la utilización del término “sabotaje” en un contexto amoroso, cuando el poeta confiesa, “Je succombe ou presque sous votre charme assassin”, no poder controlar racionalmente sus sentimientos.
Los trovadores también parodiaban en sus canciones las pobres recompensas que obtenían los suspirantes de la cantiga de amor, sabedores de que el resultado de las historias de amor tenía que ser necesariamente tristes, remataban las composiciones con una obligada separación. Brassens actualiza, o casi “traduce” a la lengua moderna, determinados conceptos de esta poesía medieval. Tras la monotonía de las grandes líneas temáticas, subyace un evidente deseo de innovación, de ruptura de un esquema demasiado visto, que opera a veces a través de la ironía e incluso de la parodia. Esta también es la clave de la canción de Brassens, romper con el cliché, alterar el tópico, ayudado por el humor.
No hay en los enamorados de Brassens resentimiento, ánimo de venganza, ni trauma psicológico. El joven de Je rejoindrai ma belle sabe que la posibilidad de un dramático final no afectará a su amor. La muerte no se expresa como la única salida dramática al desamor, sino como un accidente fruto de la casualidad. El enamorado de Mechante avec de jolis seins, se resigna con estas palabras, “Mon ultime re-cours c'est d'entrer chez les capucins”. El enamorado de Je rejoindrai ma belle es generoso con su dama, y no censura que esta disponga de sus favores eróticos, solo le pide a su amada, “attendre quelques jours / pour filer de nouvelles amours”. El ideario Brasseniano nunca admitiría, con toda su herencia de la “amoral” occitana, un tratamiento tan poco irónico de un tema tan anticuado, desde su punto de vista, como el de los celos.
Malvada con pecho sensual (Mechante avec de Jolis Seins) es una de las canciones póstumas de Brassens publicadas e interpretadas por Jean Bertola en 1982 en el álbum “Les dernières chansons inédites de Georges Brassens ", que incluye 17 temas inéditos del autor. De nuevo aparece aquí la fascinación de Brassens por el cuerpo femenino, la rendida sinceridad con que alaba aspectos muy destacados de su anatomía y la relación con los amores tóxicos con las bellas damas... Se trata de una bonita canción de la que fue necesario adaptar estructura y contenido (lo menos posible) para poder fabricar una letra que pueda ser cantada en nuestro idioma. A falta de un pulido final, el resultado no está mal. Con el permiso de Brassens.
(Comentarios del autor)
La dama despiadada medieval, está representada en esta canción. En ella se hace el breve retrato de una dama, tal y como lo exige el código del amor cortes. La canción de Brassens sobrepasa los límites de la estricta mención del color del cabello y la palidez de la cara, para dibujar otro tipo de encantos femeninos, siempre descritos con un extremo pudor. La “dama” del trovador es perversa (dame sans merci), y esconde bajo sus encantos una “piel de lobo». El término “señora” recuerda la denominación provenzal “senhor”, que recogía las dos acepciones: la de “mujer” y la de “señor feudal”. El poema está dedicado a la señora amada, a la que el poeta le reconoce superioridad. El pacto de vasallaje a través del cual se expresaba el amor, implicaba que la dama tenía el deber de corresponder a los servicios de su enamorado, y este podía exigírselos o incluso renunciar a su amor, aunque en general la sumisión era total e inmutable por encima de todos los avatares, e incluso la muerte.
El joven sufre de mal de amores, quejándose de malquerencia y del desprecio de su dama. La expresión tiene un evidente matiz peyorativo, cuando se censura la actitud de la mujer “de rouler d'aussi noirs desseins: Se peut-il qu'on soit si mechante avec de jolis seins?”
Las normas del código amoroso prohibían desvelar la personalidad de la mujer amada. El amante oculta su nombre, asediado por una legión de curiosos impertinentes. Venus es la divinidad que suplanta a la mujer en la mayoría de las canciones de Brassens. El poeta interpela a la dama pidiéndole una muestra de su amor, aunque sus palabras no superan nunca el tono lastimoso de quien nada espera conseguir. La dama también está predestinada y su reacción es normalmente la indiferencia. Hay que tener en cuenta que este tipo de relación, puramente verbal, se desarrollaba en la lírica medieval en el plano del deseo y no en el de la realidad, formando parte de un código estrictamente formal.
El modelo exigía que el poeta se quejase de la desigualdad del sentimiento, que normalmente iba acompañado de una desigualdad social. La dama no podía ni debía compartir la pasión del poeta. Solicita el enamorado que la dama, consciente de su querer, no lo aparte de su presencia, e implora compasión. Vencido o conformado, el poeta decide retirarse a un convento. Triste desenlace para la última etapa de su vida, que no despierta la mínima expresión de piedad en el corazón de la amada, “detruit, aneanti comme Carthage», se resigna a esperar sus últimos días.
El tono se aproxima a veces al de la parodia del código amoroso. Georges Brassens se burla con elegancia del desinterés de la dama cuando canta “Je me fusse permis un madrigal, pas davantage”. Brassens hace la inversión del tópico cortes cuando pone en boca del poeta palabras como “vous gachez le metier de belle” dirigidas a su dama, faltando al respeto de las normas de cortesía, ya que el enamorado debe aceptar su rechazo. En el mundo medieval, la mujer que fuese demasiado complaciente podía perder su reputación. Una mujer que se preciara no podía tener oficio de “belle”, en el sentido de otorgar recompensa amorosa. Más irónica aún, puede ser la utilización del término “sabotaje” en un contexto amoroso, cuando el poeta confiesa, “Je succombe ou presque sous votre charme assassin”, no poder controlar racionalmente sus sentimientos.
Los trovadores también parodiaban en sus canciones las pobres recompensas que obtenían los suspirantes de la cantiga de amor, sabedores de que el resultado de las historias de amor tenía que ser necesariamente tristes, remataban las composiciones con una obligada separación. Brassens actualiza, o casi “traduce” a la lengua moderna, determinados conceptos de esta poesía medieval. Tras la monotonía de las grandes líneas temáticas, subyace un evidente deseo de innovación, de ruptura de un esquema demasiado visto, que opera a veces a través de la ironía e incluso de la parodia. Esta también es la clave de la canción de Brassens, romper con el cliché, alterar el tópico, ayudado por el humor.
No hay en los enamorados de Brassens resentimiento, ánimo de venganza, ni trauma psicológico. El joven de Je rejoindrai ma belle sabe que la posibilidad de un dramático final no afectará a su amor. La muerte no se expresa como la única salida dramática al desamor, sino como un accidente fruto de la casualidad. El enamorado de Mechante avec de jolis seins, se resigna con estas palabras, “Mon ultime re-cours c'est d'entrer chez les capucins”. El enamorado de Je rejoindrai ma belle es generoso con su dama, y no censura que esta disponga de sus favores eróticos, solo le pide a su amada, “attendre quelques jours / pour filer de nouvelles amours”. El ideario Brasseniano nunca admitiría, con toda su herencia de la “amoral” occitana, un tratamiento tan poco irónico de un tema tan anticuado, desde su punto de vista, como el de los celos.
(Extractos del trabajo: “Problemas de teoría
y práctica de la traducción”, por Ana Luna.)
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