Los transeúntes (artículos)
Comentarios
Esta canción se encuentra entre las canciones más queridas de Georges Brassens. En ella ha puesto música a un poema melancólico de Antoine Pol. El poeta repasa a las atractivas mujeres que han entrado y salido brevemente de su vida, porque sí supo aprovechar la oportunidad para el romance. En sus últimos años de soledad, no le queda otro consuelo que estas imágenes fugaces en su memoria.
Georges Brassens descubrió Les Passantes en el mercadillo a los 19 años, en 1940, y puso música al poema por primera vez. Lo olvidará y lo volverá a trabajar muchas veces hasta 1969. Con el deseo de grabarlo, pide que busquen a Antoine Pol para pedirle permiso. Pero nadie puede informar a Georges Brassens. Dos años después, en abril de 1971, fue el propio Antoine Pol quien llamó a Pierre Onténiente, porque quería publicar un lujoso libro de canciones de Brassens. Brassens pide encontrarse con él para conocerlo y hacerle escuchar la música de Les Passantes, para que pudiera apreciarla. Pero murió en junio antes de que pudieran conocerse.
Esta canción fue elegida como fondo musical y poético del clip oficial editado para celebrar el «Día Internacional de los Derechos de las Mujeres» (Portraits de femmes en George Brasens á l'occasion de la sortie du clip officiel "Les Passantes" pour la journée Internationale des Droits des Femmes. 2018. Paris). La edición estuvo a cargo de Charlotte Abramow, joven realizadora y fotógrafa de 24 años. En 2018 se conmemoró, además, el Año Internacional de la Mujer.
Para el video, donde incluí el karaoke, tomé prestadas (como hacía Brassens con los paraguas) las imágenes del clip oficial. El video fue retirado de la plataforma (YouTube) por dos motivos: incluir imágenes inconvenientes (había profusión de obras artísticas homenajeando al “balsón” femenino) y por reclamaciones de derechos de autor. Si el tío Georges levantara la cabeza…
Además de una adaptación personal y libre, como suelen ser las mías, realicé otra versión con letra alternativa con el propósito de regalarla a mis más entrañables “pasajeras”, aquellas que me han acompañado en el viaje del tren de la vida. Una de ellas, enferma con un cáncer avanzado, murió poco después. Me queda el consuelo de que le gustó (incluso en mi voz desafinada) y le hizo llorar de emoción.
Antoine Pol es mejor conocido, hoy día, gracias a la canción de Georges Brassens
La historia, tal vez, alguien la conozca. El texto es un poema de Antoine Pol (nacido el 23 de agosto de 1888 en Douai y murió el 21 de junio de 1971 en Seine-Port). Antoine Pol luchó en la Gran Guerra como capitán de artillería, luego trabajó como inspector de minas y más tarde incluso se convirtió en presidente del sindicato francés de importadores de carbón. Pero secretamente tenía una pasión: la poesía. A partir de 1918 publicó varias colecciones que pasaron completamente desapercibidas, terminando pronto ya sea en la trituradora, o como mucho, en algún puesto de bouquinistes . En la primavera de 1943 (1944, según el testimonio de Bruno Antoine Pol ), un chico de 23 años que arrastró su vida al París ocupado por los nazis, en la más negra pobreza, encontró uno de sus libros en un puesto de la Porte de Vanves. El joven no abandonaba el deambular entre los puestos aunque no fue prudente, ya que recientemente se había escapado del "STO", el "Servicio Obligatorio de Trabajo" impuesto por los ocupantes nazis.
Se trataba de un librito de 130 páginas (de las que, se sabrá mucho más tarde, sólo se habían impreso 110 ejemplares de las "Éditions du Monde Nouveau") que se titulaba Émotions poétiques, y contenía este poema (escrito con precisión, según declaración del autor, en 1911); el joven se llamaba Georges Brassens. Empezó a hojearlo, indeciso si gastaba o no los dos o tres francos que costaba; y fue precisamente este poema el que le hizo gastarlos. Brassens contó personalmente toda la historia a René Fallet , su biógrafo, especificando que había salido a comprar pan y que, en cambio, se había encontrado en el puesto. Con un gesto absolutamente idealista, se había privado de pan para comprar las Émotions Poétiques. Brassens, entonces (muy) resumidamente, le puso música al poema, considerando también que en ese momento apenas sabía escribir acordes. Lo dejó en un cajón, como solía hacer; pero, volviendo constantemente a su mente y mejorando sus habilidades musicales, lo reformuló sucesivamente hasta 1964 y luego nuevamente en 1969. La razón de esta larga elaboración de más de veinte años probablemente radica en la famosa y extrema meticulosidad de Brassens: no pudo encontrar una melodía que le dejara satisfecho plenamente (caso muy frecuente en él, que dejó varios textos sin musicar o solo con melodías insinuadas). Resultó que, hacia el 69, la "melodía adecuada" le fue escrita por su amigo y colaborador Jean Bertola, un hecho que casi nunca se menciona. La melodía original de Jean Bertola tenía una línea musical ligeramente diferente en tiempo y disposición, y presentaba un cierre sorprendente con tarareo y coda repetida. Brassens lo grabó, pero nunca lo publico en álbumes.
En 1971 finalmente decidió grabarlo en la versión en la que se conoce desde entonces; las modificaciones a la línea musical de Bertola probablemente las había hecho el propio Brassens. Luego quiso contactar con el autor, conocer los detalles en la SACEM, para preguntarle sobre sus derechos; ¡Imagínese: quién no se los hubiera dado a Brassens! Los dos pensaban encontrarse, porque Brassens quería conocer al autor de ese poema que tanto le había impresionado treinta años antes; pero el destino quiso que Antoine Pol muriera una semana antes de la cita. Según un testimonio de su sobrino, de nombre casi idéntico (Bruno Antoine Pol), en vísperas de su muerte Antoine Pol le dijo que "escuchara la canción para él y se la aprendiese de memoria". El contrato de cesión de los derechos fue firmado el 4 de octubre de 1972 por la viuda Yvonne Pol. Su poema, grabado en 1972 por Brassens, se convertiría en una de las canciones más famosas de toda la lengua francesa; de la noche a la mañana, se hizo famoso el nombre de Antoine Pol, un buen hombre y un poeta desconocido que murió a los ochenta y cinco años.
Mientras tanto, los labios ausentes de las bellas transeúntes siguen haciendo lo que siempre han hecho: nos hacen quedarnos, los cuatro minutos y siete segundos que dura la canción, inmóviles. Perdidos en nuestros pensamientos de toda la vida, en los ojos del compañero de viaje, en las preciadas imágenes por un momento.
René Fallet comenta lo siguiente en relación a esta canción: Este poema de gracia y belleza no está firmado por los grandes nombres a los cuales Brassens ha puesto música a algunas de sus obras. No es de Villon, Hugo, Lamartine, Verlaine o Paul Fort. Su padre es el desconocido Antoine Pol. El no menos desconocido Georges Brassens, un joven Setois, compró por unos centavos en el 41-42, en el "mercadillo" de Vanves, un panfleto de poesía de autor prácticamente desconocido. Treinta años después, un poco más conocido, el mismo Brassens decidió cantar uno de ellos. Encontró el nombre del autor, pero no tuvo el placer de conocerlo, ni el de hacerle oír Les Passantes. Antoine Pol, octogenario, murió antes de conocerlo. Nos parece que la historia melancólica y extraña de esta canción se suma a su encanto. Se puede degustar el sabor antiguo de los viejos catálogos de Manu perdidos en los áticos, así como el más conmovedor del "arrepentimiento sonriente" de Baudelaire. Desde el gran Baudelaire a quien el dulce y modesto Antoine Pol responde, hoy, con una melodía de guitarra, soñando con todas estas hermosas pasajeras, que no hemos podido conocer...”
(Extracto del blog de David Yendley)
Georges Brassens descubrió Les Passantes en el mercadillo a los 19 años, en 1940, y puso música al poema por primera vez. Lo olvidará y lo volverá a trabajar muchas veces hasta 1969. Con el deseo de grabarlo, pide que busquen a Antoine Pol para pedirle permiso. Pero nadie puede informar a Georges Brassens. Dos años después, en abril de 1971, fue el propio Antoine Pol quien llamó a Pierre Onténiente, porque quería publicar un lujoso libro de canciones de Brassens. Brassens pide encontrarse con él para conocerlo y hacerle escuchar la música de Les Passantes, para que pudiera apreciarla. Pero murió en junio antes de que pudieran conocerse.
(Comentario de René Fallet en «Georges Brassens», en traducción libre)
Esta canción fue elegida como fondo musical y poético del clip oficial editado para celebrar el «Día Internacional de los Derechos de las Mujeres» (Portraits de femmes en George Brasens á l'occasion de la sortie du clip officiel "Les Passantes" pour la journée Internationale des Droits des Femmes. 2018. Paris). La edición estuvo a cargo de Charlotte Abramow, joven realizadora y fotógrafa de 24 años. En 2018 se conmemoró, además, el Año Internacional de la Mujer.
Para el video, donde incluí el karaoke, tomé prestadas (como hacía Brassens con los paraguas) las imágenes del clip oficial. El video fue retirado de la plataforma (YouTube) por dos motivos: incluir imágenes inconvenientes (había profusión de obras artísticas homenajeando al “balsón” femenino) y por reclamaciones de derechos de autor. Si el tío Georges levantara la cabeza…
Además de una adaptación personal y libre, como suelen ser las mías, realicé otra versión con letra alternativa con el propósito de regalarla a mis más entrañables “pasajeras”, aquellas que me han acompañado en el viaje del tren de la vida. Una de ellas, enferma con un cáncer avanzado, murió poco después. Me queda el consuelo de que le gustó (incluso en mi voz desafinada) y le hizo llorar de emoción.
Antoine Pol es mejor conocido, hoy día, gracias a la canción de Georges Brassens
(Comentarios del autor)
La historia, tal vez, alguien la conozca. El texto es un poema de Antoine Pol (nacido el 23 de agosto de 1888 en Douai y murió el 21 de junio de 1971 en Seine-Port). Antoine Pol luchó en la Gran Guerra como capitán de artillería, luego trabajó como inspector de minas y más tarde incluso se convirtió en presidente del sindicato francés de importadores de carbón. Pero secretamente tenía una pasión: la poesía. A partir de 1918 publicó varias colecciones que pasaron completamente desapercibidas, terminando pronto ya sea en la trituradora, o como mucho, en algún puesto de bouquinistes . En la primavera de 1943 (1944, según el testimonio de Bruno Antoine Pol ), un chico de 23 años que arrastró su vida al París ocupado por los nazis, en la más negra pobreza, encontró uno de sus libros en un puesto de la Porte de Vanves. El joven no abandonaba el deambular entre los puestos aunque no fue prudente, ya que recientemente se había escapado del "STO", el "Servicio Obligatorio de Trabajo" impuesto por los ocupantes nazis.
Se trataba de un librito de 130 páginas (de las que, se sabrá mucho más tarde, sólo se habían impreso 110 ejemplares de las "Éditions du Monde Nouveau") que se titulaba Émotions poétiques, y contenía este poema (escrito con precisión, según declaración del autor, en 1911); el joven se llamaba Georges Brassens. Empezó a hojearlo, indeciso si gastaba o no los dos o tres francos que costaba; y fue precisamente este poema el que le hizo gastarlos. Brassens contó personalmente toda la historia a René Fallet , su biógrafo, especificando que había salido a comprar pan y que, en cambio, se había encontrado en el puesto. Con un gesto absolutamente idealista, se había privado de pan para comprar las Émotions Poétiques. Brassens, entonces (muy) resumidamente, le puso música al poema, considerando también que en ese momento apenas sabía escribir acordes. Lo dejó en un cajón, como solía hacer; pero, volviendo constantemente a su mente y mejorando sus habilidades musicales, lo reformuló sucesivamente hasta 1964 y luego nuevamente en 1969. La razón de esta larga elaboración de más de veinte años probablemente radica en la famosa y extrema meticulosidad de Brassens: no pudo encontrar una melodía que le dejara satisfecho plenamente (caso muy frecuente en él, que dejó varios textos sin musicar o solo con melodías insinuadas). Resultó que, hacia el 69, la "melodía adecuada" le fue escrita por su amigo y colaborador Jean Bertola, un hecho que casi nunca se menciona. La melodía original de Jean Bertola tenía una línea musical ligeramente diferente en tiempo y disposición, y presentaba un cierre sorprendente con tarareo y coda repetida. Brassens lo grabó, pero nunca lo publico en álbumes.
En 1971 finalmente decidió grabarlo en la versión en la que se conoce desde entonces; las modificaciones a la línea musical de Bertola probablemente las había hecho el propio Brassens. Luego quiso contactar con el autor, conocer los detalles en la SACEM, para preguntarle sobre sus derechos; ¡Imagínese: quién no se los hubiera dado a Brassens! Los dos pensaban encontrarse, porque Brassens quería conocer al autor de ese poema que tanto le había impresionado treinta años antes; pero el destino quiso que Antoine Pol muriera una semana antes de la cita. Según un testimonio de su sobrino, de nombre casi idéntico (Bruno Antoine Pol), en vísperas de su muerte Antoine Pol le dijo que "escuchara la canción para él y se la aprendiese de memoria". El contrato de cesión de los derechos fue firmado el 4 de octubre de 1972 por la viuda Yvonne Pol. Su poema, grabado en 1972 por Brassens, se convertiría en una de las canciones más famosas de toda la lengua francesa; de la noche a la mañana, se hizo famoso el nombre de Antoine Pol, un buen hombre y un poeta desconocido que murió a los ochenta y cinco años.
Mientras tanto, los labios ausentes de las bellas transeúntes siguen haciendo lo que siempre han hecho: nos hacen quedarnos, los cuatro minutos y siete segundos que dura la canción, inmóviles. Perdidos en nuestros pensamientos de toda la vida, en los ojos del compañero de viaje, en las preciadas imágenes por un momento.
“Lo que escribí a los 23 es auténtico. En la mirada de todos los transeúntes con los que me he cruzado, muchas veces he visto en sus corazones el infinito drama o aburrimiento de una vida sin ningún atractivo. Leí en sus almas como si fuera un libro abierto, y su dolor mal disimulado me enseñó cuánto estaba vivo su dolor". (Antoine Pol).
(Extraído del blog “Canciones contra la guerra”, en traducción libre)
René Fallet comenta lo siguiente en relación a esta canción: Este poema de gracia y belleza no está firmado por los grandes nombres a los cuales Brassens ha puesto música a algunas de sus obras. No es de Villon, Hugo, Lamartine, Verlaine o Paul Fort. Su padre es el desconocido Antoine Pol. El no menos desconocido Georges Brassens, un joven Setois, compró por unos centavos en el 41-42, en el "mercadillo" de Vanves, un panfleto de poesía de autor prácticamente desconocido. Treinta años después, un poco más conocido, el mismo Brassens decidió cantar uno de ellos. Encontró el nombre del autor, pero no tuvo el placer de conocerlo, ni el de hacerle oír Les Passantes. Antoine Pol, octogenario, murió antes de conocerlo. Nos parece que la historia melancólica y extraña de esta canción se suma a su encanto. Se puede degustar el sabor antiguo de los viejos catálogos de Manu perdidos en los áticos, así como el más conmovedor del "arrepentimiento sonriente" de Baudelaire. Desde el gran Baudelaire a quien el dulce y modesto Antoine Pol responde, hoy, con una melodía de guitarra, soñando con todas estas hermosas pasajeras, que no hemos podido conocer...”
(Comentario de René Fallet en “Georges Brassens”, en traducción libre)
Comentarios
Publicar un comentario