Los patanes (artículos)
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Es curiosa la palabra croquant. Al buscar su traducción nos encontramos un montón de términos (acciones relacionadas con crujidos, estridencias, rechinamientos, chirridos; u objetos como croquetas, turrones, “crispis”…) Pero ¿qué relación interpreta un francés que tienen los crujidos con esos personajes que se dibujan en las canciones de Brassens? Buscando términos sinónimos (lo más ajustados posibles) para este sustantivo considerado como un tipo de persona podríamos asimilarlos a: patanes, “nuevos ricos”, groseros, brutos, catetos, paletos, chabacanos, palurdos, engreídos, fanfarrones… Pero no acaban de salir bien “las croquetas” en este guiso.
La palabra "croquants" no tiene traducción en nuestro idioma. Automáticamente es traducida por "crujido" y se suele referir al sonido y textura de las croquetas, el hielo al ser masticado, etc... En sí la palabra es una onomatopeya del crujido de algunos alimentos al morderse (o quizá también al "craket" de los palos festivos, en inglés). En español también nuestro "crujir" posee una fonética onomatopéyica que imita la ruptura natural de algún objeto quebradizo. Históricamente «croquants», era el nombre con el que, en ocasiones, se reconocía a la nobleza en el pasado. y quizá se refiera a "nuevos ricos", nobles advenedizos... El Petit Robert (un conocido diccionario francés) nos dice que los "croquants" fueron los campesinos que se rebelaron contra la monarquía. Serían algo así como "campesinos ladrones, gente de baja estofa”. Parece que Brassens lo utiliza en el sentido de "nuevo rico o patán". Contextualmente el término parece referirse a un "bruto" (término propuesto por Jesús Álvarez, en su blog "Brassens en castellano". Los sinónimos que se ajustan (más o menos) a este sustantivo son muchos: tosco, basto, patán, cateto, ordinario, zafio, palurdo, rudo, grosero, paleto, soez, villano, ordinario, burdo, áspero, rudimentario, chabacano, patán, zafio, inculto, necio, incapaz, torpe, obtuso, zopenco, descortés, rústico, salvaje, bestia, cafre, bárbaro, brutal, animal, cruel... Uno preferiría dejar el término original (sería lo más respetuoso); pero, puestos a elegir, y en deferencia a quienes necesitan palabras en su idioma para sentir una canción me inclino por "patán" (aldeano zafio y tosco; es decir, persona grosera en sus modales o carente de tacto en su comportamiento)
El tema pierde información y matices en la adaptación. Es inevitable. Entiendo que nadie (que yo sepa) haya escrito una adaptación. Sin embargo, entre analogías, rellenos, sobreentendidos, cambios y añadidos...; creo que la versión que propongo deja traslucir el sentido de lo que Brassens pretende comunicar.
Otra vez hay que luchar contra las endiabladas palabras agudas del francés, sus ritmos extraños (para mí, al menos) en los versos, su términos precisos, aquilatados y además fonéticamente adaptados al francés. Intento utilizar metáforas y dichos del español que, evidentemente, no cuadran del todo con el francés; pero hay que completar las estrofas haciendo los menos estropicios posibles (la literalidad resultaría horrorosa).
Les croquants” (crujientes, paletos) “no son solo campesinos, es -por extensión, nos dice Larousse- un hombre de nulo valor”. “Croquant” estigmatiza duramente a este don nadie, pero que es rico; ese “buen rico” que cree que puede comprarlo todo, pagarlo todo. Brassens los enfrenta contra su hermana espiritual, Lisa, cuya carne de libertad "es para la boca del primer comensal, que tiene ojos tiernos y manos desnudas". Esta querida rebelde Lisa transige finalmente ante la cuenta bancaria de los croquants, pero Brassens le condona el préstamo. No cambia más que el viento en los trigos
La palabra "croquant" aparece por primera vez en la obra de Brassens en Brave Margot (1953) y al año siguiente en Chanson pour l'Auvergnat, antes de convertirse en el título de una canción en 1956. Grabado el 18 de enero, apareció en el nº 4 de 25 cm, publicado en marzo de 1956. Este vals satírico, cuya música ya había sido utilizada para un texto inédito, Le chansons sont des souvenirs, escrito en Brasdorf en 1943, quedó eclipsado por los grandes éxitos del disco: ¡Je me suis fait tour petit, Auprés de mon arbre, Marinette (esta última, gracias a esta palabrita de "tres letras, no más", que se ha convertido casi en la palabra fetiche de toda una obra ¡y tendrá tanto éxito que dejará atónito a su propio creador!)
El término "croquant" ciertamente no significaba mucho para la mayoría de nosotros. Excepto para los pasteleros (es el nombre de un pastel o una galleta seca con almendras, según la región). Brassens lo popularizó, aunque ya estaba pasado de moda en aquella época. El Gran Robert, con la palabra "croquant", cita un extracto de L'Aubergnat (subrayando la rareza de la forma femenina "croquante").
En realidad, "croquant" se refería originalmente a un campesino de finales del siglo XVI que era rebelde y, por tanto, miserable. Más tarde se convirtió en un término despectivo, como "cul-terreux" (destripaterrones) o "gueux" (mendigo). Brassens le da un significado diferente: ya no se trata de un campesino enfadado o de un personaje grosero, sino de un burgués con un "culo de oro", "una de esas vacas burguesas...".
Brassens cantaba mucho sobre las mujeres. "Están todas ahí, en mis canciones...", confió a Philippe Némo en France Culture en 1979. De hecho, en su obra, cada una tiene su lugar. De la diosa con zuecos a la arpía, de la pequeña amazona a la puta, de la delicada Penélope a la traidora, de la ingenua a la "miserable zorra", de la princesa vestida con encajes a la zarrapastrosa...
La agudeza de su ojo de poeta del alma le permite ofrecernos una excepcional galería de retratos femeninos. Siempre con un toque de originalidad. Sin olvidar que la realidad de Brassens, por implacable que sea, nunca carece de un toque de poesía o de humor...
Las imágenes, ni demasiado sublimadas ni demasiado dramatizadas, del Eterno Femenino son vistas con desconfianza o con ternura, con complicidad o con franca antipatía.
Canta a las chicas que se ven obligadas a venderse a estos croquants que "compran vírgenes a las buenas gentes del pueblo..." al ejemplo de Margot "que se esposa, en contra su deseo, / a un triste fanático" (Je suis un voyou) y la heroína de Comme une soeur:
u otros mucho menos distinguidos, como en (P... de toi):
Por último, los que se sacrifican por el amor al matrimonio y los que sacrifican su amor por los matrimonios de la razón.
Brassens se inclina naturalmente por "las que hacen el amor por el amor", los que transgreden las costumbres, las normas y la moral por amor, los que se entregan por completo a su amante sin tener en cuenta las convenciones, la riqueza o el dinero. El amante de Bécassine, aquejado de dos defectos imperdonables, el de ser extranjero y el de ser pobre, ha conquistado sin embargo su corazón:
Por supuesto, el corazón de Lisa o Lison es similar al de la adorable Bécassine. Los tres desdeñan "a los señores del barrio, a los peces gordos, a los grandes personajes" para entregarse, "¡Dios del cielo, protégenos!", "al primer ostrogodo que venga".
Brassens está precisamente en el campo de los ostrogodos, de la Mauvaise Herbe, del bandolero de La leyenda de La nonne, de aquel a quien la
Las cantó a todas, por haberlas conocido a todas, las amó a todas...
La palabra "croquants" no tiene traducción en nuestro idioma. Automáticamente es traducida por "crujido" y se suele referir al sonido y textura de las croquetas, el hielo al ser masticado, etc... En sí la palabra es una onomatopeya del crujido de algunos alimentos al morderse (o quizá también al "craket" de los palos festivos, en inglés). En español también nuestro "crujir" posee una fonética onomatopéyica que imita la ruptura natural de algún objeto quebradizo. Históricamente «croquants», era el nombre con el que, en ocasiones, se reconocía a la nobleza en el pasado. y quizá se refiera a "nuevos ricos", nobles advenedizos... El Petit Robert (un conocido diccionario francés) nos dice que los "croquants" fueron los campesinos que se rebelaron contra la monarquía. Serían algo así como "campesinos ladrones, gente de baja estofa”. Parece que Brassens lo utiliza en el sentido de "nuevo rico o patán". Contextualmente el término parece referirse a un "bruto" (término propuesto por Jesús Álvarez, en su blog "Brassens en castellano". Los sinónimos que se ajustan (más o menos) a este sustantivo son muchos: tosco, basto, patán, cateto, ordinario, zafio, palurdo, rudo, grosero, paleto, soez, villano, ordinario, burdo, áspero, rudimentario, chabacano, patán, zafio, inculto, necio, incapaz, torpe, obtuso, zopenco, descortés, rústico, salvaje, bestia, cafre, bárbaro, brutal, animal, cruel... Uno preferiría dejar el término original (sería lo más respetuoso); pero, puestos a elegir, y en deferencia a quienes necesitan palabras en su idioma para sentir una canción me inclino por "patán" (aldeano zafio y tosco; es decir, persona grosera en sus modales o carente de tacto en su comportamiento)
El tema pierde información y matices en la adaptación. Es inevitable. Entiendo que nadie (que yo sepa) haya escrito una adaptación. Sin embargo, entre analogías, rellenos, sobreentendidos, cambios y añadidos...; creo que la versión que propongo deja traslucir el sentido de lo que Brassens pretende comunicar.
Otra vez hay que luchar contra las endiabladas palabras agudas del francés, sus ritmos extraños (para mí, al menos) en los versos, su términos precisos, aquilatados y además fonéticamente adaptados al francés. Intento utilizar metáforas y dichos del español que, evidentemente, no cuadran del todo con el francés; pero hay que completar las estrofas haciendo los menos estropicios posibles (la literalidad resultaría horrorosa).
(Comentarios del autor)
Les croquants” (crujientes, paletos) “no son solo campesinos, es -por extensión, nos dice Larousse- un hombre de nulo valor”. “Croquant” estigmatiza duramente a este don nadie, pero que es rico; ese “buen rico” que cree que puede comprarlo todo, pagarlo todo. Brassens los enfrenta contra su hermana espiritual, Lisa, cuya carne de libertad "es para la boca del primer comensal, que tiene ojos tiernos y manos desnudas". Esta querida rebelde Lisa transige finalmente ante la cuenta bancaria de los croquants, pero Brassens le condona el préstamo. No cambia más que el viento en los trigos
(Reflexiones sobre un texto de René Fallet. Traducción libre.)
La palabra "croquant" aparece por primera vez en la obra de Brassens en Brave Margot (1953) y al año siguiente en Chanson pour l'Auvergnat, antes de convertirse en el título de una canción en 1956. Grabado el 18 de enero, apareció en el nº 4 de 25 cm, publicado en marzo de 1956. Este vals satírico, cuya música ya había sido utilizada para un texto inédito, Le chansons sont des souvenirs, escrito en Brasdorf en 1943, quedó eclipsado por los grandes éxitos del disco: ¡Je me suis fait tour petit, Auprés de mon arbre, Marinette (esta última, gracias a esta palabrita de "tres letras, no más", que se ha convertido casi en la palabra fetiche de toda una obra ¡y tendrá tanto éxito que dejará atónito a su propio creador!)
El término "croquant" ciertamente no significaba mucho para la mayoría de nosotros. Excepto para los pasteleros (es el nombre de un pastel o una galleta seca con almendras, según la región). Brassens lo popularizó, aunque ya estaba pasado de moda en aquella época. El Gran Robert, con la palabra "croquant", cita un extracto de L'Aubergnat (subrayando la rareza de la forma femenina "croquante").
En realidad, "croquant" se refería originalmente a un campesino de finales del siglo XVI que era rebelde y, por tanto, miserable. Más tarde se convirtió en un término despectivo, como "cul-terreux" (destripaterrones) o "gueux" (mendigo). Brassens le da un significado diferente: ya no se trata de un campesino enfadado o de un personaje grosero, sino de un burgués con un "culo de oro", "una de esas vacas burguesas...".
Brassens cantaba mucho sobre las mujeres. "Están todas ahí, en mis canciones...", confió a Philippe Némo en France Culture en 1979. De hecho, en su obra, cada una tiene su lugar. De la diosa con zuecos a la arpía, de la pequeña amazona a la puta, de la delicada Penélope a la traidora, de la ingenua a la "miserable zorra", de la princesa vestida con encajes a la zarrapastrosa...
La agudeza de su ojo de poeta del alma le permite ofrecernos una excepcional galería de retratos femeninos. Siempre con un toque de originalidad. Sin olvidar que la realidad de Brassens, por implacable que sea, nunca carece de un toque de poesía o de humor...
Las imágenes, ni demasiado sublimadas ni demasiado dramatizadas, del Eterno Femenino son vistas con desconfianza o con ternura, con complicidad o con franca antipatía.
Canta a las chicas que se ven obligadas a venderse a estos croquants que "compran vírgenes a las buenas gentes del pueblo..." al ejemplo de Margot "que se esposa, en contra su deseo, / a un triste fanático" (Je suis un voyou) y la heroína de Comme une soeur:
"Estaba entregada a los apetitos [...]
de una especie de mercader [...]
una verdadero inútil, una gran bolsa de oro
más vieja que Herodes y Néstor".
A Aquellas que, por su propia voluntad, se prostituyen, como Sabine que se vendió por una joya... (Gastibelza), a la joven que se ofrece a... ¡Papá Noel!
"Puso oro en tu rama
puso las manos en las caderas".
"La gota que colma el vaso [...]
Como no quedaba nada en la despensa
corriste descaradamente, y por un escalope
¡te metiste en la cama del carnicero!".
Brassens se inclina naturalmente por "las que hacen el amor por el amor", los que transgreden las costumbres, las normas y la moral por amor, los que se entregan por completo a su amante sin tener en cuenta las convenciones, la riqueza o el dinero. El amante de Bécassine, aquejado de dos defectos imperdonables, el de ser extranjero y el de ser pobre, ha conquistado sin embargo su corazón:
"Es una especie de extraño,
sin tener la sombra de un huerto,
que hizo que sus bonitos labios
sus bonitos labios encarnados".
Brassens está precisamente en el campo de los ostrogodos, de la Mauvaise Herbe, del bandolero de La leyenda de La nonne, de aquel a quien la
"chica de todos ofrece
los trocitos de su piel, bien escondidos
que los otros no han tocado".
(Jean-Paul Sermonte en “Les amis de Georges”. Traducción libre)
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