La traidora (artículos)

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Canción perteneciente al álbum “Le temps ne fait rien à l'affaire” (1961). Después de nuestra pequeña exploración del trabajo de Brassens, disco por disco. El sexto disco contiene las siguientes canciones: El traidor - Tío Nestor - El bistro – Bésalos a todos - La balada de los cementerios - El funeral de Verlaine - Germaine Tourangelle - A Mireille dit “Petit Verglas” - Pénélope – La tormenta - El incrédulo – El jardín del rey Louis – El Tiempo pasado y La chica a cien centavos. Después de haber grabado en el disco 5 (Le cocu), Brassens continúa en la misma línea con esta otra farsa que es La traidora, canción en la que ataca a Madame Dupont que comete la infidelidad de acostarse con su propio esposo.

(Traducción libre de “Musique, piafs et billets d'humeur”, por Bernard)


Después de cantar la desgracia del Cocu, Brassens nos cantará, en La infiel (La traidora), el lado paradójico, aparentemente, del amante. Este tenía el mejor papel hasta ahora. Nos reímos de los engañados, nunca de los engañosos: ¡Qué error! Brassens nos lo demuestra aquí: “El más cornudo de los dos no es el que cree serlo”. Y nos vemos presenciando una escena de celos originales que le hizo el desafortunado amante a una indigna señora Dupont, alegre bígama. Por cierto, dos rimas de esta canción merecen la gloria: la que hace, con
“… hier soir, au coin d’un bois …ayer noche, en un rincón del bosque
avec son mari, pouah!” con su marido, ¡puag!).
Fantasía sin amargura la de La infiel: ¡no nos compadecemos del zorro!
(Traducción libre del comentario de René Fallet en “Georges Brassens”)

Sencilla y corta. Un pequeño respiro en la tarea que me he autoimpuesto de adaptar (sin mucha idea del francés) este autor que me ha sorprendido en la edad otoñal. Incluso el ritmo resulta más fácil de llevar que en otras canciones. No invertí en ella mucho tiempo; quizá por ello he dejado, posiblemente. muchos cabos sueltos y costura mal compuestas. Sin embargo (la canción en sí es un juego) ha sido divertido. Me enfrenté a las dificultades que presenta con espíritu infantil y terminé componiendo uno de esos dibujos sorpendentes que nos regala la infancia. Hubo que improvisar: el uso de “mari” (marido) de Brassens es muy frecuente y en español no existe un sinónimo similar que sea palabra aguda así que, como el marido es cornudo (cabrón) lo reemplacé sin pudor. Algo parecido pasa cuando emplea su muy frecuente “con” (tonto). Maîtresse (amante) tampoco encuentra un equivalente en nuestro idioma que se adapte al verso (llana y de cuatro sílabas) por lo que elegí un sinónimo algo rebuscado pero correcto ("amadora").
En cuanto a la rima AABBC/C, por pura casualidad, empecé a rimar en consonante con la vocal “o” en la primera estrofa (todos los versos) y decidí, como pequeño reto lúdico, continuar así. Se producen necesarias variaciones, pero es divertido; esa rima machacona le da un aire pachanguero.
(Comentarios del autor)

“Punto y contrapunto” debía, desde su misma aparición, un homenaje a Georges Brassens . Porque él ha sido el poeta del siglo XX que mejor ha sabido dar un contrapunto, un eco lleno de sorna, a la lógica manida del sentido común. Las letras de muchas canciones de Brassens se inscriben en una operación de destrucción de la lógica que tiene su antecedente inmediato en Groucho Marx, y un epígono tardío en Woody Allen. No cualquier Allen, desde luego, sino el de sus mejores momentos, aquellos en los que acierta a desplazar el cliché o lugar común a un terreno distinto de aquel en el que floreció, para dejar patente su absurdo. La situación inversa se da en La traîtresse. Paseando al atardecer por unos jardines públicos, un hombre descubre a su amante besándose en un rincón oscuro con su marido legal. Le invaden, como es lógico, el dolor y la indignación. Tras la sorpresa de la revelación, llega la comprensión de detalles que antes no acababan de cuadrar; por ejemplo, que los hijos de su amante no se parecen a él. Y estalla: “¿Encontraré nombres, encontraré palabras a la altura de la infamia de la traidora que ha elegido al marido para engañar al querido, llevando así el adulterio a su punto culminante?»
(De la página “Vamosapollas.blogspot.com en traducción libre)

La traîtresse relata un adulterio con un giro inesperado. Esta canción es el lamento de un amante adúltero, cuyo amor, un espíritu libre, le ha dado la vuelta a la tortilla traicionándole con el marido. Como Georges Brassens interpretó a menudo este mismo papel (amante extramatrimonial), podríamos suponer en principio que la canción se basa en una experiencia personal. Sin embargo, estaríamos cometiendo una gran injusticia con Brassens, ya que las actitudes hacia el amor y las mujeres que muestra este amante abandonado parecen ser muy diferentes de las que asociaríamos con Brassens.
Algunos de los devotos seguidores de Georges Brassens son reacios a hablar de su irregular vida amorosa. Sin embargo, el propio Brassens no tenía tales inhibiciones. En la película biográfica: "Regard de Georges Brassens" nos cuenta sin pudor que nunca conoció el amor sino a través del adulterio. Explica que es una consecuencia necesaria de su estilo de vida. Había elegido no casarse nunca porque quería escribir canciones y no distraerse con las preocupaciones domésticas que implicarían esposa e hijos. (Estos sentimientos están muy bien expresados en su canción: "La Non-demande en Mariage".) Continúa diciendo que su forma de actuar era elegir mujeres que ya tenían marido pero que se habían hartado de ellos. Dice que hay una gran cantidad de ellas en París y en las provincias. En la misma película, sus amigos comentan el número de mujeres que se pusieron a su disposición, mencionando el resultado legal cuando fueron descubiertas. El nombre de Georges Brassens se citaba a menudo como tercero en discordia en los casos de divorcio que se tramitaban en los tribunales franceses, según afirma un amigo.
Sin embargo, al mismo tiempo que conocía a todas estas chicas y mujeres, conservaba su gran amor imperecedero por su Jeanne y afirmaba su fuerte devoción por su Puppchen, Joha Heiman, relaciones ambas que eran, fielmente, adúlteras. Observamos que en la película biográfica se dice que Brassens tenía remordimientos de conciencia con respecto al marido de Jeanne, Marcel. La actitud poco convencional de Brassens ante el matrimonio y las relaciones sexuales no debe sorprendernos, ya que siempre fue ajeno a las convenciones de la sociedad tradicional. Nos lo dice en muchas de sus canciones, de forma muy contundente, por ejemplo, en: "Je suis la mauvaise herbe".
(Del blog de David Yendley en traducción libre)

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