La ruta de las cuatro canciones (artículos)

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El tema aparece en el disco Les Copains d'abord (1964) junto a otras buenísimas canciones que se eclipsan mutuamente: Les Copains d'abord, Les Qauat’z'arts, Le Petit Joueur de flûteau, La Tondue, Le 22 septembre, Les Deux oncles, Vénus callipyge, Le Mouton de Panurge, La Route aux 4 chansons, Saturne  y Le Grand Pan.

En el blog se publica una versión de Eduardo Peralta en la voz de Antonio Selfa, que decide aplicar la misma estructura y estilo que Brassens; pero extrapolado a cuatro cuentos populares: Caperucita Roja, El Flautista de Hamelín, Cenicienta y La Bella durmiente. (Esta versión está tratada además en una entrada aparte). Horacio Cerván tiene también publicada una versión que incluimos en la página.

En la canción Brassens hace referencia a cuatro canciones populares que son:

“Sur la route de Dijon” 
“Sur le pont d’Avignon”
“Dans la prison de Nantes”
“Auprès de ma blonde”

En el blog se da cumplida cuenta de la letra (y traducción), antecedentes y música de dichos temas populares.

(Comentarios del autor)

 

Soberbio homenaje a cuatro canciones populares francesas, que sirve de pretexto para una gira por Francia (Dijon, Nantes, Avignon) antes del regreso al hogar. Al principio, el tema es muy triste: los personajes de la realidad que encuentra el "héroe" durante su viaje iniciático, están muy lejos en valor de los de la canción ("las bellas damas de la canción / tenían maneras más nobles"). ¡Pero si estas canciones existen, es también porque existe una esperanza! porque debe haber en algún lugar de Nantes o de otra parte, un carcelero al que le quede un poco de corazón... (Esa es la bella moraleja)

(Les chansons injustement méconnues de Georges Brassens, Nicolas_Zaural)

 

Parafrasenado a Trenet, La ruta de las cuatro canciones podría haberse llamado “¿Qué queda de nuestras canciones?” El protagonista, Auvergnat pura cepa, lamenta que hoy, en el universo de las canciones, ya no conocemos “La Cathy” o “La Grande", tan bonitas melodías del folclore, sino que quedaron en un oscuro rincón de la memoria. “La Cathy” y “La Grande” morirán. También sus hermanas de Bretaña y otros lugares. Es el progreso. La electrónica se salta el “diguidi". Un Brassens desencantado nos grita: “Con mi rubia” que está en peligro! ¡Pobre hombre! Automáticamente le responderán: “¡Ay del jardín de mi padre, la paloma hizo un par...!” ¡Adiós, la rubia! “Con ella debajo de la colcha había un montón de gente...!” Sus amigos saben que Brassens, por amor a la canción, puede cantarla -inspirado por un recuerdo sagrado- mil veces más. Hay dolor en este amor.

(Traducción libre del comentario de René Fallet en su libro “Georges Brassens”)

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