Es suficiente con pasar el puente (artículos)

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"Es suficiente con pasar el puente” (o “Solo pasar el puente") es una tarantela aparentemente ingenua y pastoral que pertenece al primer álbum de estudio de Brassens “Le Vent", publicado en 1953; eclipsada por el éxito obtenido por “Brave Margot", “Pauvre Martin", “Las amoureux des Banc públicos", “Le Vent", “J'ai rendez-vous avec vous” y “La cane de Jeanne “. Demasiadas obras maestras en un solo disco ... La canción es una metáfora sobre la necesidad de arriesgarse, de cambiar. Sólo tienes que pasar el puente: simboliza el cruce de una etapa; la canción sugiere constantemente que se está hablando de la pérdida de la virginidad.
“Basta con cruzar el puente” y La Caza de Mariposas” tienen dos figuras muy jóvenes como protagonistas. Son dos amantes que cruzan este puente. Dos amantes de otro siglo (lo sabemos por la ambientación: música de tarentela, encajes, pastores, etc.) dos amantes de Fragonard que corren por los prados burlándose de hombres y dioses: “Y mucho mejor si es un pecado, ¡iremos juntos al infierno!” Muchos de nosotros lamentamos que Brassens no cante más a menudo en el escenario de Sólo cruzar el puente. Sólo lo hace en su cabeza. No creemos que esté en lo cierto. Aunque él lo niega, pero ¿por qué no se va a defender? - Brassens es sensible al campo. Buena parte de sus canciones tienen, si miramos bien, un trozo de terruño: Pozos, fuentes y manantiales.
(Extracto de Georges Brassens, de René Fallet, en traducción libre)

Cada poeta de la canción ha inscrito en su repertorio su pequeño paseo campestre. Del dulce caboulot que florece bajo las ramas al pequeño camino que huele a avellana en el bosque cantado por Trenet (“¿Qué es esta brillante amapola del bosque? - Es el sol de la mañana en tus hermosos ojos querida mía”) hasta el tema tan delicioso cantado por Bárbara (“Hay un árbol, paloma vuela, En el pequeño bosque de SaintAmand...”) sin olvidar la famosa “Chemise” d'Aznavour (“Cada uno trajo su nota pastoral, su almuerzo sobre la hierba”). Basta con cruzar el puente es, en el universo de Brassens, ya poblado de manantiales, flores, fresas y mariposas; su canción de amor más bucólica. Ciertamente, no faltan puentes en las canciones de Georges: puentes para llegar a su amada, puente de las Artes, puente de Toledo, puente de los Suspiros, puente de Aviñón, puente Mirabeau; sin olvidar el Pont d’léna, el de Alejandro III y el de l’Alma. Estos puentes son, ciertamente, verdaderos puentes; puentes que existen y que se pueden utilizar. El que presenta la canción es eminentemente simbólico: Basta con pasar el puente ¡Es una aventura! El simbolismo del puente es uno de los más universales. Se refiere a todos los pasajes que cada ser humano espera o teme. Es el vínculo ineludible entre dos orillas, dos mundos, entre los hechos contingentes de nuestra vida y nuestras aspiraciones de inmortalidad. Por extensión y por analogía encarna el camino que el hombre realiza durante su viaje terrenal. La naturaleza, frecuentemente peligrosa, de un pasaje entre nuestros mundos oníricos y una felicidad concreta que aquí apenas se sugiere:
Lors ma mi’ sans croire au danger (cuando de niños no creíamos en el peligro)
Faisons mille et une gambades (dábamos mil y un saltos)
Y se subraya mucho más, por ejemplo, en “Me reuniré con mi amada”
A l’heure du berger (A la hora del pastor)
Au mépris du danger
(Despreciando el peligro)
J’ prendrai la passerelle (Tomaré la pasarela)
Pour rejoindre ma belle (Para reunirme con mi amada)
“Basta con pasar el puente” es una invitación a cruzar el puente que separa el sueño de una dulce realidad; el mundo de los prejuicios, los miedos y la moral malsana del reino de las flores, del placer y de lo prohibido. Destaquemos también que la chica primeriza, referida aquí por “la bella”, es el símbolo de la juventud, de la renovación y del despertar de los sentidos. Su mensaje secreto es “amémonos por una temporada»; pero, como en la canción (entre todas las campanas de aquí...), una mezcla de prímulas de diferentes colores revela un amor más exclusivo que Brassens no deja de citar: “Nunca he amado a nadie más que a ti.” Por otra parte, el poeta tiene razón al desconfiar de la amapola, que es una referencia universal a la memoria de quienes murieron en la guerra. De hecho, la sangre de los muertos en los campos de batalla siempre nos ha recordado a la pequeña amapola silvestre de flores rojas. A diferencia de la balada amorosa de Aznavour que terminaba tristemente:
Quand on est rentrés de Trousse Chemise (Cuando volvimos de Trousse Chemise)
La mer était grise, tu ne l'étais plus (El mar estaba gris, tú ya no eras)
Quand on est rentré la vie t'a reprise (Cuando regresamos la vida te llevó de vuelta)
T'as fait ta valise t'es jamais r'venue. Tú hiciste la maleta, nunca volviste)
La canción de Brassens, por una vez, concluye con una pirueta impía y alegre:
On n’a plus rien à se cacher, (No tenemos nada que esconder)
On peut s’aimer comm’ bon nous semble, (Podemos amarnos como nos parezca)
Et tant mieux si c’est un péché :(Tanto mejor si es un pecado)
Nous irons en enfer ensemble! (¡Iremos al infierno juntos!)
Pero nada es completamente inocente en Brassens, ni siquiera en la más inocente cancioncilla.
(Tomado de “Los Amigos de Georges”, en traducción libre)

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