Como una hermana (artículos)
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De la protagonista de Comme une soeur, nos dice Brassens de forma explícita que se parece a su muñeca «como una hermana». Baja al río para mojarse los piececitos, y él se oculta en el fondo del agua disfrazado de cachalote. Así consigue morderle el talón, «nunca un tiburón probó semejante delicia». La bella lo castiga sujetándole la cabeza debajo del agua, y él no tiene más remedio que hacerse el ahogado. Entonces, dándolo por muerto, ella «le besa y le muerde» para revivirlo. «Si ese es el destino de los ahogados al exhalar el último suspiro, vuelvo a tirarme al agua de inmediato», comenta Brassens. Al día siguiente corre a casa de los padres de la muchacha para pedirles su mano, y es rechazado por pobre. La casan con un comerciante, «un verdadero saco de oro, más viejo que Herodes y que Néstor». Y él espera con impaciencia que la segadora de vidas, la de la guadaña, siegue la hierba bajo los pies del marido, y la viuda desconsolada pueda volver a sus brazos.
Por supuesto, es esencial tener el privilegio de hablar con Brassens sobre sus propias canciones. Tener una opinión sobre ellas, eso es lo de menos. Así es como sé que Brassens sostiene que “Como una hermana” es una obra superior a La caza de mariposas. Como esta opinión nos parecía excesiva, se explicó a sí mismo en el tema de la metamorfosis, tan querido por los clásicos, "Por una treta a mi manera -pretendo ser un pez- me disfrazo de cachalote, etc.", es en sus ojos más rico, más poético en una palabra que la de La Caza. Es posible. Como una hermana es, en nuestra opinión, parte de un encantador retrato en tonos pastel del siglo XVII. ¡Porque también tiene la aprobación de su autor y porque no las apoya a todas por igual: hay algunas que las canta más a menudo!
Hay muy buenas canciones que subsisten a la sombra de los grandes éxitos. Como una hermana no ha conocido el honor de ser muy interpretada en escena ni la oportunidad de disfrutar de una importante difusión. Es de las que se guardan para la buena boca. Creemos que es de menor importancia, pero nos equivocamos, porque no hay canciones pequeñas en la obra de Brassens. Cualquiera que sea el destino de cada una, todas revelan siempre una parte del alma del poeta. Así, sin parecerlo, "Como una hermana" revela sus fantasías y en palabras de Rousseau, una atracción predilecta del autor. Esta acuarela de gracia y encanto femeninos, toda en rimas masculinas (excepto los tres primeros versos) comienza pintando en pocas palabras una hermoso decorado: "Ella se parecía a su muñeca": esta expresión sólo puede aplicarse a una joven. Aquí estamos más cerca de La Princesa y el croque-notes, que de una Venus de la vieja escuela, de la Lolita de Nabokov (publicada en 1955, por cierto) o que de la rosa ajada por el tiempo de Saturno... Ocurrió en el río, y enseguida se piensa en la bella que se bañaba desnuda en La niña y el manantial; tanto más cuanto que una tiene el “pie pequeño” y la otra era “tan pequeña”... Pero si las heroínas se parecen en las dos historias son, sin embargo, diferentes. Cupido se muestra menos favorable al autor en este primer relato que en aquel. En este, se trata de una tragedia sentimental, en el otro de un amorío, que pasaba por allí... Fallet nos cuenta que a Georges le gustaba mucho esta canción (para su gusto mejor aún que La caza de las mariposas) a causa del tema mitológico de la metamorfosis, querido por los clásicos. No obstante, dejemos que el poeta tenga la libertad de imaginar un cachalote y un tiburón escondido en un río... de agua dulce... "Tengo la felicidad gracias a este gesto de morderle un pedacito de pie". Referiré un recuerdo personal: el de un joven intérprete paralizado por el miedo escénico (era su primer paso en el escenario) que cantó: "J’ai le bonheur grâce à ce pied, grâce à ce pied, De lui croquer un bout de biais, un bout de biais" (Tengo la felicidad gracias a este pie, gracias a este pie, de morderle un pedacito de gesto). Más tarde, la emoción no le había abandonado aún, repitió la metedura de pata cantando: "Au rendez-vous des bons lapins Il n’y avait pas souvent de copains" (En la cita con los buenos conejos a menudo no había amigos). El público se rio, creyendo que se trataba de una broma por parte del cantante que, según admitió después el desafortunado, no hizo a propósito… Pero volvamos a nuestra Ninfa de los ríos: ella lo castiga por su audacia, y luego, para disculparse por su severidad, le hace saborear las delicias de Capua. La escritura fonética es como siempre en Brassens muy acertada: "Cachalot et couche au fond de l'eau" (Cachalote y acostado) en el fondo del agua, "ressusciter, citer des morts et cité des morts…" (resucitar, citar a los muertos y ciudad de los muertos...), "Ils s’aiment et il court demander sa main…" (Se aman y corre a pedir su mano...)
Por desgracia, los padres tienen otros planes para su dulcinea: la entregan a los apetitos de una gran bolsa de oro más vieja que Herodes y que Néstor. El verdadero "codicioso" sale directamente de los Croquants que van a la ciudad a caballo sobre su dinero, comprando vírgenes a las santas buenas personas. El final encierra una esperanza que en donde juega con la moral: el plebeyo (el mismo que se encuentra en Bécassine) esperará a que la muerte lo libere de su rival. Así la bella podrá hacer su nido de nuevo entre sus brazos. Ya sabemos, desde La fessée y C’était un peu leste (La Zurra y Fue un poco flojo) que nuestro hombre fue gran consolador de viudas afligidas... Gracias a Dios, en Brassens, todas las viudas se parecen... como hermanas.
(Peculiar resumen encontrado en el blog “vamosapollas.blogspot.com”)
(Extracto de Georges Brassens (René Fallet) en traducción libre)
Hay muy buenas canciones que subsisten a la sombra de los grandes éxitos. Como una hermana no ha conocido el honor de ser muy interpretada en escena ni la oportunidad de disfrutar de una importante difusión. Es de las que se guardan para la buena boca. Creemos que es de menor importancia, pero nos equivocamos, porque no hay canciones pequeñas en la obra de Brassens. Cualquiera que sea el destino de cada una, todas revelan siempre una parte del alma del poeta. Así, sin parecerlo, "Como una hermana" revela sus fantasías y en palabras de Rousseau, una atracción predilecta del autor. Esta acuarela de gracia y encanto femeninos, toda en rimas masculinas (excepto los tres primeros versos) comienza pintando en pocas palabras una hermoso decorado: "Ella se parecía a su muñeca": esta expresión sólo puede aplicarse a una joven. Aquí estamos más cerca de La Princesa y el croque-notes, que de una Venus de la vieja escuela, de la Lolita de Nabokov (publicada en 1955, por cierto) o que de la rosa ajada por el tiempo de Saturno... Ocurrió en el río, y enseguida se piensa en la bella que se bañaba desnuda en La niña y el manantial; tanto más cuanto que una tiene el “pie pequeño” y la otra era “tan pequeña”... Pero si las heroínas se parecen en las dos historias son, sin embargo, diferentes. Cupido se muestra menos favorable al autor en este primer relato que en aquel. En este, se trata de una tragedia sentimental, en el otro de un amorío, que pasaba por allí... Fallet nos cuenta que a Georges le gustaba mucho esta canción (para su gusto mejor aún que La caza de las mariposas) a causa del tema mitológico de la metamorfosis, querido por los clásicos. No obstante, dejemos que el poeta tenga la libertad de imaginar un cachalote y un tiburón escondido en un río... de agua dulce... "Tengo la felicidad gracias a este gesto de morderle un pedacito de pie". Referiré un recuerdo personal: el de un joven intérprete paralizado por el miedo escénico (era su primer paso en el escenario) que cantó: "J’ai le bonheur grâce à ce pied, grâce à ce pied, De lui croquer un bout de biais, un bout de biais" (Tengo la felicidad gracias a este pie, gracias a este pie, de morderle un pedacito de gesto). Más tarde, la emoción no le había abandonado aún, repitió la metedura de pata cantando: "Au rendez-vous des bons lapins Il n’y avait pas souvent de copains" (En la cita con los buenos conejos a menudo no había amigos). El público se rio, creyendo que se trataba de una broma por parte del cantante que, según admitió después el desafortunado, no hizo a propósito… Pero volvamos a nuestra Ninfa de los ríos: ella lo castiga por su audacia, y luego, para disculparse por su severidad, le hace saborear las delicias de Capua. La escritura fonética es como siempre en Brassens muy acertada: "Cachalot et couche au fond de l'eau" (Cachalote y acostado) en el fondo del agua, "ressusciter, citer des morts et cité des morts…" (resucitar, citar a los muertos y ciudad de los muertos...), "Ils s’aiment et il court demander sa main…" (Se aman y corre a pedir su mano...)
Por desgracia, los padres tienen otros planes para su dulcinea: la entregan a los apetitos de una gran bolsa de oro más vieja que Herodes y que Néstor. El verdadero "codicioso" sale directamente de los Croquants que van a la ciudad a caballo sobre su dinero, comprando vírgenes a las santas buenas personas. El final encierra una esperanza que en donde juega con la moral: el plebeyo (el mismo que se encuentra en Bécassine) esperará a que la muerte lo libere de su rival. Así la bella podrá hacer su nido de nuevo entre sus brazos. Ya sabemos, desde La fessée y C’était un peu leste (La Zurra y Fue un poco flojo) que nuestro hombre fue gran consolador de viudas afligidas... Gracias a Dios, en Brassens, todas las viudas se parecen... como hermanas.
(Extracto de la página “Amigos de Brassens” en traducción libre)
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