Balada de los felices paletos que nacieron en alguna parte (artículos)
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(Comentario de fuente no datada)
Brassens aborda con júbilo la mirada de los
desarraigados. Todos hemos tenido que sufrir de esta raza de intolerantes el desprecio.
Estas mentes cerradas en forma de postal, para la que el país del vecino sólo
puede valer una mierda. Con astucia, citando a Sète, Brassens no intenta
escapar por la puerta falsa. El tono alegre se vela en el último verso para
recordarnos que estos "tontos felices" no siempre son inofensivos y
que la vida sería más hermosa si estos maníacos "no nacieran en algún
lugar" sino simplemente en ninguna parte
Ante el texto de la canción sospechamos que algo no encaja en el pensamiento declarado de Brassens. Al citar a Sète como uno de los lugares donde viven esos tontos felices parece contradecirse un poco (Además, en Suplica para ser enterrado en la playa de Séte, hace exactamente lo que critica aquí). Varios autores discuten sobre el sentido de pertenencia y enraizamiento de Brassens con Sète aclarando que se trata más bien de un apego no peyorativo, sino nostálgico de su infancia.
Oportuna canción que se hace actual a la luz de los acontecimientos últimos en la política española: el proceso secesionista de Cataluña, la fuerza del nacionalismo en el País Vasco, Cataluña (también en otras comunidades: Baleares, Galicia con menos arraigo), el propio nacionalismo español... La canción es una buena vacuna contra esta ideología. "España nos roba", "Los españoles primero", "Rumano, vete a tu país"... son frases escuchadas y leídas con frecuencia. Hemos importado el "chauvinismo" y lo hemos mejoramos en el peor sentido.
(Comentarios personales del autor)
Entregado a mis solos recuerdos, me enfrasco en una
especie de hagiografía de Georges Brassens, escrita por uno de sus amigos,
André Tillieu, al poco de la muerte del cantante. Una anécdota en particular me
conmueve porque he vivido en dos ocasiones la misma situación, con distintos
protagonistas. Brassens está comiendo en un restaurante, con un par de amigos.
Se acerca un desconocido: – Yo te conozco, te he visto en la tele, sí
hombre, tú cantas, tú eres… tú eres… Brassens se levanta ceremonioso, le
tiende la mano y se presenta: – Jacques Brel, para servirle.
Esta es una de las canciones más originales que existen.
Nunca se le ocurriría a un artista despreciar su región o su ciudad natal y son
muy pocos los que no han celebrado el país que les dio la luz. Cada uno exaltó,
sublimó, su terruño. Y he aquí que Brassens se atreve a tratar de tontos
felices a estos niños de su madre patria que dedican a su región una legítima -
y excesiva - veneración. El título parece una respuesta a la canción de Jacques
Debronckart Adélaïde (1965) que comienza así: "Me gustan las personas
que han nacido en algún lugar, que sean de aquí o de cualquier lugar".
En 1988 Maxime Le Forestier cantará también: "Nací en alguna parte.
Déjeme esta referencia o pierdo la memoria..." La canción de Brassens
es una diatriba divertida y feroz que se atreve a atacar una de las debilidades
del orgullo humano. Fustiga la raza de los chovinistas y de los abanderados. La
actitud agresiva de su nacionalismo beligerante lo subleva. Para él, los
chovinistas (que salen de su agujero para morir en la guerra) y los patriotas
son lo mismo. Además ¿no es el del nombre de un soldado de Napoleón, Nicolas
Chauvin (famoso por su patriotismo chillón y sus cacareos intempestivos) de
donde nació la palabra chauvinismo? El chovinismo es el clímax de la estupidez
que tan a menudo conduce al racismo. Existe una divertida anécdota al respecto:
en 1975, para su Vigilia (televisada) de Navidad en Provenza, Yvan Audouard,
que evidentemente conocía mal la canción, pide a Brassens que comience su
emisión con esta balada. Molestia visible de Yvan a medida que las coplas se suceden...
Al final, Georges casi se disculpó: «No es más que una canción», declaró
con esa dulzura maliciosa que le conocíamos.
(Extracto traducido libremente de la página
francesa “Amigos de Brassens”)
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